República Rebeca
Bautizaste mi Amor con tu ausencia bávara,
Rebeca de ojos bellos,
tus besos de azúcar caribeño,
me llevaron al ensueño de playas y rones tostados,
perdido en tus brazos, hundido en tu seno cálido.
Por ti caí en la fría sima azul mar,
de los luceros de mi pantera,
pase de tus manos,
del calor de la alegría y el deseo,
al frío de los celos y la nostalgia.
Dulce Rebeca, voz y vida acelerada,
te odiaré por abrirme la puerta
a mi pasión con Miranda,
que me dio la Vida y causará mi Muerte.
Rebeca, luz en la noche.
¿Por qué dejaste mi corazón solo,
a merced de las caderas de mi diablo?
Los cantos de sirena del piercing de su ombligo,
detuvieron mi singladura en la eterna duda
y el Amor sin medida.
Rebeca, sonrisa de ángel, vuelve el tiempo atrás,
regresa de Germania,
ciegame antes de tu partida,
y dame el bastón blanco de tu esperanza;
con él nunca seré estatua de sal.
Aguilagris |