La niña no tiene rostro.
No más.
Sus ojos son dos pozos negros.
No tiene rostro porque es impura.
Su velo es una manta negra.
Y su columna una guadaña.
En sus labios la sangre aborrece la vida.
En sus manos descansa el anacrónico canto de la vergüenza.
Ha sido abusada por los cientos de sueños mundanos.
Cada noche es violada por las pesadillas.
Los demonios la poseen cada vez que busca descanso.
La inocencia es cara estos días.
Anda, cántale al oído sobre la belleza.
Toma su mano y llévala a pasear,
Sus ropas acumulan pobreza.
Y su voz destrucción.
Texto agregado el 24-10-2012, y leído por 175
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Lectores Opinan
25-10-2012
GUAU, NOS CONDUCES POR UN MUNDO MUY TENEBROSO, PERO YO ME ENGANCHO. BUENO LO TUYO ELISATAB
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