Qué, si después de la caída se desprendiera la fe, solo queda una lágrima que en silencio acentúa su frío, qué, si después de un roce de olvido jamás se volverá a sentir creíble, sería como un sueño incumplido. Qué pasaría si el recuerdo tuvieras rutas alternativas- lo podríamos volver a vivir en una mente desimanada, distorsionada, vacía, ignorando que fue de aquello que guardara celosamente en su baúl de desechos o el de oro, donde solo entra la estupidez, la amargura. Qué, si el diamante más apreciado se fundió en ese trecho. Guardemos solo lo bueno, aquello que dolio dejemos que se pierda en esa ruta de olvidos, así volveros a ser felices para vivir sin miedos.

MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI