Cartas al Director El Comercio Gijón
XXIV-VII-MMV
Breve introducción: Escrita unos días antes de unas elecciones, cuando los políticos se llenan la boca con la palabra democracia, y luego se olvidan de ella hasta la siguiente elección.
La libertad
La libertad no se gana, no se construye, no debe lucharse por ella, la libertad está.
Permanece pese a todo. Al entrar al caudal de la vida es parte inherente, consustancial a ella. Vivir libre es redundancia.
Si atas matas.
Si diriges las ideas, los caminos, tratas de dividir la materia indivisible.
La dualidad unívoca del libre albedrío y de la individualidad vital no admite alquimia.
El propio hombre, para adaptarse a la vorágine, cede, a veces concientemente, otras veces vendiendo su alma al diablo, otras haciéndose el sueco, porciones de su fluido más valioso y va relegando su sustancia libre al banquillo de los reservas.
Llega a convencerse a si mismo, ¿inocente!, de que su vida es mejor, es la idónea; su camino es el apropiado, pero la libertad, sentada en el banco, no para de gritar, de hacer gestos, de insultar al árbitro, y no tira la toalla.
Es una pena que, al terminar el partido, el hombre no tenga vida para dar entrevistas; ni la libertad, que hace tiempo tomó el camino de los vestuarios.
Francisco José Gutiérrez Menéndez
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