Soñarte ya no es consuelo. Explicarme en razones tu ausencia parece poco para tanto amor. No existen razones que me hagan romper el hechizo. Ese que alguna vez soñamos, construimos, hicimos realidad y también destruimos.
Yo quería prender fuego, no importaba como, y vos pensando que la leña comprada era mi elección. Que mi mundo era pesado con vos, sin comprender que vos lo hacías liviano, que yo me encontraba en tu laberinto sentada esperándote con el fuego prendido para contemplarlo eternamente, manteniéndolo encendido hasta por las dudas; quemando todas esas cosas que me sobran si estamos juntos. Esas cosas que son todo y no son nada. Perdidos en las burbujas de humo para construir un mundo, el nuestro.
Se que lo más simple es olvidarte pero también se que en la vida lo simple no es mi filosofía. Tampoco se muy bien porque lo elijo pero sigo eligiendo amarte. Se pocas cosas y quiero escuchar tus palabras para convencerme, para perderte, para alejarme, para entenderte, para encontrarte o para olvidarte. Pero necesito escuchar tu voz, que aquiete estos días eternos de silencio.
Necesito, si bien digo, necesito escucharte porque en la profundidad de mi piel quedaron las marcas de tu amor. Se pocas cosas, pero se que sigue prendido nuestro fuego pero el orgullo le esta quitando aire, ahogándolo lentamente.
Porque somos instantes, porque nuestra eternidad duró el infinito instante del amor profundo encarnado en piel. Porque podría ser instantáneamente infinita si volviésemos a soñar.
Atentamente... contemplaré el cielo hasta que llegue tu señal en estos eclipses de soles y lunas partidas.
Tu mujer enamorada. |