Se cierne tras el monte el cadalso sangriento
Cual ojo perdido entre las lanzas erguidas
Injurias cual largo camino rumbo al infierno temido
En marañas el teje y larga su fuego ígneo al viento
En el atardecer ante la amenaza inminente, bosteza
Cual almas en pena prisioneras de sus mentiras
Mientras liban los vinos libertinos por ellos sagrados
Encerrados sus cuerpos en mal olientes tripas desgarradas

Amables son sus palabras encerrando promesas rotas
Cual fieras en su cubil indolentes pero acechando
Mientras el camino desgrana las gravas tempranas
Cuando llega la noche en fieras garras se convierten
Y en su festín de bellos mancebos con sus cuerpos desnudos
Ocupan los mismos cual jauría de lobos hambrientos
Cuando el sol asoma, aterrado, en veloz huida desaparece

Las huestes lo siguen en feroz y permanente huida
Con palabras soeces por miles de años reprimidas
Rompen las cadenas y por el vasto mundo se diseminan
En sus espíritus risueños encierran su carnicería
En su largo cautiverio cantan himnos insolentes
Sus voces guturales espantan a las bellas aves
Vana es su lujuria ellos mismos ya presienten
Serán desterrados al abismo envueltos en sus cadenas.

Ray