El ciclo de un hechizo
La tierra cobriza se pinta con tus pasos
silenciosos rastros que a lo lejos se extienden
y allá donde la vista es engañada tu persona se desvanece.
Como átomos enjundiosos se combinan en el aire
formando remolinos que tus perfumes llevan
y en cada revolución a la redonda explotan.
De ti se engalanan los plumajes de las aves
tú en esporas caes con los aleteos
como el minúsculo rocío que la sed a las flores quita.
Pero inyectada la atmósfera de tu esencia
a la humanidad dormir sobre tus vapores hace
hasta que tus huellas en sentido contrario se dibujen... alguna vez.