Vagabundea mi mente por los infinitos páramos de la vida.
Cual peregrino trashumante que va devorando los caminos.
Pero ella lo hace en plano elevado de conspicuos destinos.
Laberinto insondable de ideas, en intrincado nervios entrelazados.
En los cuales la chispa del intelecto y neuronas, van hilvanando ideas.
Me sumerjo en los hondos y oscuros confines de la tierra inexplorada.
En los cuales pululan figuras dantescas, amorfas, en loco festín de lujuria.
De pronto una luz clara y brillante se insinúa en un extremo recóndito.
Y figuras alucinantes hechas luz, me acompañan en mi recorrido.
Mi mente está despierta mis ojos vigilantes, en una realidad manifiesta.
Mas mi mente me impele a viajar en la nave virtual del figurado sentido.
Sentido que no existe sino que está implantado en ideas y mensajes.
Y ellos como siempre, se vuelcan cual lluvia fina y fresca en locas poesías.
Con la mente puedo ser un titán, alguien que viaja al confín de las estrellas.
Tener el mundo entero a mis pies y vagar cual torbellino por todo el sistema.
Poseer amores, amores que solo están escritos en lo épico de Homero.
El poeta es un poco vidente, conocedor de los destinos, y hurgar en lo no conocido.
Un ayer que jamás existió, un presente inexistente y un futuro no predicho.
Pero eme aquí, sin pluma, sin tinta, sin papel, solo palabras en un frío monitor
Más el haz de luz que sale de la mente se proyecta en él, en mundos desconocidos.
Ray
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