Con mansedumbre sobre mis hombros, la brisa dorada.
Y en el silencio de la noche, descansa la paz dormida.
Mientras el preanuncio de la comunión, entre la luna y noche.
Preludia la paz, con miles de estrellas en el cielo serenas.

Quietud del espíritu, libre de valores torpes o ignorantes.
Los cuales solo son despojos de fastidios y ruindades.
Es grande el valor de espíritu, aunque tú figura pequeña.
En ella refulge la luz, de la gran ignorancia aniquilada.

Grande es la fortuna, que encierro en mis viejos ojos.
Disfruto de la vida de este gran inmenso y feliz tesoro
Riquezas aquietadas durante milenios para deslumbrarnos.
Es el último bien sobre la tierra, y libre de crueles engaños.

No te ciegues ante estas maravillas, es la gran virtud intacta.
Que tú la tocas, la admiras, en cada glorioso día que pasa.
Si la mañana te encuentra, con el sol en plenitud y en lo alto.
Da loas a la vida, existes, y ella es la manta cristalina que nos abraza.

Ray