LA TULPA.
A María,Karina y las otras, perdidas en la otra orilla estigia.
Esa tarde, la primera cálida de primavera,me decidí a tomar el colectivo 29,en dirección a La Boca.Bonito y antiguo barrio,cuyo corazón y centro sobre el que giran la mayor parte de sus actividades,es el equipo de fútbol mas popular de Argentina.
Presentado a la curiosidad turística,como uno de esos lugares imperdibles de la ciudad,junto a San Telmo o la Recoleta.Personas de todos los países,llevados en tour o por su propio pié deambulan de aquí para allá,buscando un pintoresquismo fabricado.
A mi parecer es un lugar en decadencia,cuya pobreza de siempre aumentó en los últimos años.Antiguo puerto,el esplendor de sus habitantes originales,inmigrantes italianos,fué esparcido como ceniza sobre la superficie oleosa del Riachuelo,por el viento de los años.Resta sólo la osamenta de viejos barcos destripados,yaciendo como cadáveres sin sepultura o la risa de marineros fantasma,de mares lejanos.
Mi interés en aquella tarde,distaba de ser turístico o deportivo.
Me habían comentado...bien,como podría decirles sin herir alguna sensibilidad...escuché...sabía por relatos...que en ese barrio podían encontrarse lugares,locales o domicilios,donde jóvenes atractivas ofrecían...bueno,a cambio de una retribución o regalo,de un pago,servicios...de tipo personal.
Mi principal problema era la timidez.La incapacidad total de mantener algún tipo de relación con el sexo opuesto.Lo padecía desde la niñez,acentuándose aún mas en la juventud.
Esto no impedía que en lo demás,mi vida fuera normal.Tenía un buen trabajo,en un taller mecánico de camiones,donde éramos todos hombres y el trato era casi exclusivo con clientes varones,mi propia casa, herencia de familia junto a una cantidad de dinero respetable,lo que hacía que mis días carecieran de sobresaltos o necesidades.
Excepto en mi vida de relación.
Con treinta años,jamás había formado pareja,me paralizaba la sola idea de abordar a una chica,no sabría que decirle para invitarla a salir,ni pensar de cumplir todos los pasos necesarios de seducción para lograr una relación formal.
Esa tarde,mientras viajaba en el coche de la línea 29,la bondad del clima me inducía a creer que todos mis deseos podían concretarse.
Intentaría hacerlo,probaría,con una señorita de pago.Alguién cuya supuesta profesionalidad,desbloqueara mis emociones,permitiéndome liberar mis postergadas ansias.
El pesado colectivo rodaba a una velocidad que me pareció excesiva, por la Av.Almirante Brown.Debía bajarme al llegar a Pedro de Mendoza.
Me incorporaba preparándome para bajar,ya que me acercaba al sitio,cuando la marcha del vehículo comenzó a ser más érratica,lejos de disminuir su velocidad la incrementó,pegaba bandazos a izquierda y derecha,resbaló sobre el asfaltó produciendo un chirrido y en el momento en que el chofer gritaba:
-¡¡ROMPÍ LA DIRECCIÓN!!-
-¡¡ME QUEDÉ SIN FRENOS!!-
embistió a un viejo que venía en bicicleta,tocó el paragolpes de otro colectivo de la línea 152,torció completamente hacia la derecha subiendo a a la vereda,para detener su carrera al chocar contra un quiosco de diarios y revistas dejándolo destruído.
Los pasajeros éramos pocos.Descendimos.
No había heridos.El puesto se hallaba cerrado y el anciano de la bicicleta solo debía lamentar la pérdida de la misma.
Al instante comenzaron a congregarse los curiosos.Gran cantidad de libros y revistas de todo tipo quedaron desparramadas sobre la calle,como las vísceras sangrantes de algún descuartizado en algún otro accidente menos afortunado.Me asombró el interés de la gente por el material escrito,ya que según mi criterio se leía poco y nada.O sería que algo se presentaba de manera gratuita y se aprovechaba fuera lo que fuese.La cosa es que revolvían las tripas gráficas llevándose todo lo que pudieran cargar.
De las calles adyacentes convergían mujeres gordas,malvestidas,llevando ristras de chicos mugrientos.
Corrían como si una vaca hubiera sido atropellada y los vecinos se disputaran pedazos de su carne.Pero no estábamos en la ruta,donde este accidente parecía plausible,tampoco en Calcuta donde los bovinos podían pasearse por la ciudad a gusto,sin ser molestados.
Eran libros,entrañas de un quiosco volcado,hojas amarillentas.
No le atribuía tanto valor a los libros,como para generar tal avalancha,tal vez fuera eso,lo gratuito,aquello que se presenta a la oportunidad ,sea lo que sea.
Uno de los textos caídos como al descuído,un poco lejos de las masas repentinamente bibliófilas llamó mi atención.
Presentaba una encuadernación rojo y negra,con una extraña deidad en su portada que luego supe,se llamaba dakini.
Su título era raro y elocuente:
CREE SU PROPIA TULPA.
TENGA LA MUJER PERFECTA.
Sin pensarlo más lo tomé,cruzé la calle y la aglomeración subiendo a otro 29 de vuelta a casa,ya que el objetivo original de mi viaje,se había frustrado,en el preciso momento en que la televisión y la policía,en ese orden,llegaban al lugar.
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El libro quedó olvidado sobre la mesa de la cocina por varios días mientras yo volcaba las energías,nunca liberadas de la manera que lo había deseado,en el trabajo del taller,que tenía siempre algo de arduo,de pesado.
Al fin de semana siguiente,con un clima que en nada invitaba a salir,menos en expedición a La Boca,con lluvias fuertes y alerta de granizo comenzé su lectura ,resultándome tan apasionante que ya no pude dejarlo ni separarme de él,como si de un fetiche se tratara.
A pesar del título,que tenía mucho de gancho sensacionalista,era un libro serio que trataba el tema del yoga tibetana,del tantra,de las religiones bompo,antiguos cultos chamánicos de Tibet,con gran erudición.
Citaba los textos sagrados,agrupados bajo el nombre de Tantras y el trabajo de los más respetables estudiosos occidentales de la materia comoArthur Avalon,Evans-Wentz o Alexandra David-Neel.
Luego pasaba a la parte práctica,detallando todas las técnicas para generar un Tulpa,adaptadas a la mentalidad occidental y su propio bagaje esóterico y parapsicológico.
El tulpa es un ser vivo,creado con elementos de la naturaleza que oscilan entre lo material y lo energético,entre lo intangible y lo concreto que adquiere autonomía y hasta una limitada forma de conciencia,siempre supeditada a su hacedor.Utiliza la fuerza del pensamiento,cuyo poder generador es intenso,coloreado con las emociones y sentimientos,sin las cuales la mente no funciona a su máximo poder y la energía tántrica,kundalini,que es el supremo poder de la serpiente donde se unen cuerpo y espíritu.
Cuanto más vital sea la imágen que se visualize,el poder emergerá de nuestro plexo solar a fin de parir ese ser en un más allá de la biología.
El libro terminaba con detalles acerca del budismo y yoga tántrico tibetanos.La Sakti,le femenino visto como encarnación de la deidad,el Maithuna,la unión ritual con la divinidad en la mujer,con la preservación del semen y la reconversión de su energía.
Tomé nota de algo importante.La conservación de la energía sexual era clave como esencia de la fuerza generatriz.
Poe treinta años yo la venía conservando,si bien no por mi voluntad,diría a mi pesar.Me sentía con capacidad de crear todo un pueblo de tulpas.
Mi vida cambió.Quedaron descartadas las visitas al barrio de La Boca o cualquier otro que ofreciera aquello buscado antes.
En el trabajo me hice un poco taciturno para la apreciación de mis compañeros, desdeñaba los asados o las cervecitas vespertinas,empleaba la hora del descanso en la práctica del pranayama o la meditación o bien presentaba un aspecto ausente al dedicar toda mi imaginación a la práctica de las visualizaciones.
Al cabo de seis meses estuve listo y en un viernes de luna nueva,roja,fértil,propicia cree a mi tulpa.
Rafaela,la mujer perfecta.
Todos los años que pasé sin mujeres perdieron la textura de su pesar al compararlos con los primeros meses que pasé junto a Rafaela.Sé que no podría haber hallado a una mujer real con la que sintiera mayor placer y felicidad.Estaba hecha a la medida de mis deseos,era la única verdad.
Como una prolongada luna de miel,pero al fin y al cabo dentro del tiempo,llegó a la etapa de la domesticidad.Vivíamos juntos y esa convivencia no tardó en diferenciarse de la que hubiera experimentado con una mujer común.Claro,con el toque mágico de Rafaela,la Tulpa.
Era una cocinera maravillosa,pero sus menúes no se apartaban de una picantísima comida vegetariana de orígenes hindúes,chinos o tibetanos.
Me sentía complacido de todos modos.
Es sabido que en Oriente no rigen las mismas leyes de orden,lógica o empleo de tiempo y espacio que en Occidente.No de la misma manera detallista y repetitiva..
Todo parece ser aleatorio,casual,kármico y sincrónico a la vez,ignorándose qué ley rige ese caos,si es que existe alguna.
La influencia del mercado y la economía del mundo desarrollado no ha hecho mella en esto.
Nuestro hogar permanecía gobernado por los mismos astros ebrios,dioses locos e impredecibles.
Confundido y todo,las noches con Rafaela sumergían al orden en el lago profundo del caos,hasta ahogarlo.
Al año exacto de nuestra vida en común Rafaela nació.Logró autonomía.Se convirtió en una mujer independiente.
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El dinero no era problema.
Varias movidas afortunadas y la muerte del dueño del taller,aplastado por la cabina de un camión que se bajó de golpe mientras revisaba los mecanismos hidraúlicos que le daban movilidad,me permitieron hacerme con la titularidad del mismo al no hallar comprador luego del accidente.
Al poco de ser dueño,el taller comenzó a recibir una demanda de trabajo nunca vista.Los ingresos cotizaron en alza.
Hubiera jurado que la Tulpa favorecía mi suerte,si bien de una manera un poco macabra.
Bien,la magia es la magia.
Rafaela comenzó a realizar gastos importantes acordes con nuestros ingresos,haciéndose cada vez más mundana.
Inició la carrera de Filosofía y tuvo un principio de carrera como modelo que luego abandonó al convertirse en feminista.
Nada de eso me importaba,nuestras noches seguían siendo los sueños del harén.Aunque parezca una paradoja,bien perversa,yo comenzaba a ver a Rafaela como una hija.
Lo que sin duda era.Creada por mí,su padre.
Me alegraba por ella.
Me sentía en una cima,en los auténticos Himalayas después de tantas cosas aprendidas a su lado.
Todas las variantes multicolores de cielos perfumaban las dimensiones de la casa de mi felicidad.
No me importó que comenzara a ir a bailar,no podía ser su compañero,detestaba el baile y mi pasado de timidez excluía las disco.
La dejé.Ir.Fué.
Recuperaba un poco mi soledad.Era en paz.
Entonces comenzaron a suceder cosas malas.
La línea delgada y terrible que separa la belleza del espanto fué borrándose.
Empezó a tomar mi energía dejándome abatido por días enteros.
Experimentó ciertos intereses sexuales que practicó conmigo,adquiriendo unos aparatitos conocidos como juguetes sexuales,
con los que insistió en adoptar el rol activo.
Me convertía de a poco en la hembra de mi propia tulpa,en la Sakti divina receptora,en teoría,ya que todo el sustrato espiritual había desaparecido,restando solo una acción grotesca,de violencia creciente.
Se aficionó a la oralidad,en este caso teniendo un rol pasivo.
Pasé a ser un poco el esclavo que la entretenía sirviéndola.
Sus piernas largas y bellas,eran la columna del Templo donde debía sumirme cada noche para rendir culto a esa diosa déspota,alabar con mi boca sin palabras.
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Cunado conoció a la gente de La Sombra,siniestro disco-bar enclavado en alguna brecha interdimensional,todo cambió.
No lo hizo para bien,no para el mío.
Seres de otra dimensión mágica, como la de su propio orígen,se volvieron sus amigos y compañeros de camino.
La condujeron como experimentados guías en el camino de la identidad oscura de los seres sin alma.
Aceptó esa identidad.
Las revelaciones fueron deshojandose como los tules de una sensual bailarina oriental,dejando al desnudo las verdades tan lejos de lo humano.
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El golem la indujo a todo lo peor.Pronto,un polvo sucio y negro comenzó a caer sobre nosotros.Como la basura que inundaba toda la casa.Trajo libros cuyas páginas, de un amarillo verdoso exhalaban un olor de tumbas cerradas por siglos.Tapas de alguna ignota piel pudriéndose a ojos vista.
Encerraban,me dijo,los secretos de la Torá Negra.El reverso de los Elohim y de la creación angélica.Los aspectos más repugnantes de la Gematría y la Hechicería hebrea,negados por los rabinos de todos los siglos.
Lo peor era que el golem solía frecuentar nuestra casa,que ya no podía llamarse un hogar.
Se llamaba Ricardito y era un enano.
Me animé a preguntarle porque era asi de pequeño,ya que según sabía,los golems que logran independizarse de sus hacedores,lo hacen alcanzando gran altura.¿Y como era que se llamaba Ricardito,si este no era un nombre hebreo?
Me respondió que ignoraba las costumbres de los judios del Once,caso contrario no habría hecho esas preguntas.
El barro,con que el rabino,bastante mezquino,que lo creó fué escaso,por ahorro y quedó así pequeño.Además,gracias a su inteligencia pudo liberarse pronto,claro,quedando petiso.
Ricardito,era su nombre,ya que es común en el Once,llamarse con nombres no judíos.Una variante de la integración¿No le parece?
Rafaela,la tulpa,que sí portaba un nombre de raíz angélica.y Ricardito,el golem del Once montaron un laboratorio en el fondo de casa.
Una siniestra reproducción de los mas horrendos gabinetes de alquimia oscura y magia negra,medievales.
Crearían un homúnculo,su hijo.
Los secretos de Agrippa,Paracelso y Cagliostro se materializarían en vida.
Lo hicieron.
Crearon algo...aunque puede decirse que el experimento fracasó.No fué un homúnculo lo que dieron a luz.
Trajeron a este lado de lo real,un Dibbuk,un diablo judío,encarnado en una forma muy original.
En el principio proveyeron el barro,la tierra roja,preparada de las primigenias maneras que ellos conocían o creían conocer.
Ocultas palabras del poder del Verbo,se entonaban con el ritmo y la cadencia vibrando al unísono del Universo.
Los soplos de la vida eran insuflados.
El resultado era una masa viva,carne,pero informe.Carente de su aspecto adánico.Sin extremidades,faltándole órganos de los sentidos.
El fallo de los improvisados demiurgos se repetía una y otra vez.
Finalmente una forma fué la decisiva,tomando vida y fuerza.
Sin brazos ni piernas,sin ojos ni oídos.Con una conciencia que suplía,con largeza,esas carencias.
Un falo.Crearon un Lingam vivo,desprovisto de otra anatomía.
Solo un órgano como una serpiente mítica y tentadora.Su conciencia,ya que no alma,fué la de un dibbuk.
El dibbuk es un demonio judío,pero puede interpretarse de distintas maneras.No es un ángel proveniente de la creación original,tampoco algo similar a lo que se entiende en el cristianismo.
Puede tener características de elemental,de espíritu desencarnado,de cáscara astral.Ser una creación a la manera de un tulpa,con el pensamiento.Traer invocado de regiones infernales.
El dibbuk encarnado en el monstruoso falo era un poco todo eso.
Fué bautizado con una sangre menstrual,según me dijeron,que ignoro como pueden haber conseguido,dándole por nombre:
Pepito.
A quién yo burlándome de mi desgracia añadí:
Pepito,el consolador-dibbuk.
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Se puede adivinar que el receptor principal del citado engendro era yo,los maltrechos introitos de mi cuerpo,ambos extremos de mi tubo digestivo.Otros,vaya a saber,fueran sorprendidos en sórdidos tugurios o sucios callejones de la desolada ciudad o simplemente fueran parroquianos del siniestro cafetín «La sombra»,en la frontera pluridimensional de lo real.
Pepito,como la mayoría de estos monstruos del astral,se alimentaba de la energía humana,del dolor,de la tristeza y del miedo de los seres con alma.O sea humanos.
Yo estaba extenuado,casi en mis huesos con una capa de cuero reseco por piel.Daba mi fín por próximo.
El sitio donde había vivido feliz durante mi antigua vida,y los primeros tiempos con Rafaela,la Tulpa,era la auténtica madriguera de una fiera.
Sin luz ni agua,ni servicios de ningún tipo.Repleto de basura y carroña,montones de algo con aspecto a carne en descomposición.
Con raras alimañas pululando,como productos de una demente mutación radioactiva.
Yo mismo comenzé a transformarme de una manera mas profunda que la delgadez.El dibbuk me poseía,no solo anatómicamente.
Mi alma se evanescía,perdiéndose en la bruma del mal.
Mi ego se desmoronaba como terrones resecos.
Yo mismo o vale decir el algo que lo animaba,mi cuerpo aún con telerañas de memoria de aquella mi vida, sentía,deseaba de muy extraña forma.Ajeno a lo humano.
Como el protagonista de La Mosca de Cronenberg mis gustos devinieron en lo mas innombrable.
Traté de recuperar peso con atávicas ingestas.
Lo más bajo en la escala de vida,y de la muerte,eran de mi apetencia.
Ellos.
Ricardito,el golem;Rafaela,la tulpa y su retoño,Pepito,dueños absolutos de mi habitáculo me presentaron un día,al Señor des Goules.Así se llamaba,lo supuse un francés ante lo que me aclaró que provenía de una antigua familia de New Orleans.
Era bajito y moreno,sumamente atildado y pucro en su aspecto,prefiriendo el blanco en la elección de todas sus prendas.
Con el conocí otra vida.Carnal y espiritual.
Recorríamos los cementerios alejados de la ciudad,los Sábados por la noche.Manteníamos charlas lunares,acerca del Señor del Sábado.De los cruces,de los cementerios.
Le Barón Samedi,como el decía.
Junto al Señor des Goules,obtuve materias para alimentar mi materia,nuevas carnes para mi carne que se recuperó en parte.
Aprendí que en los cementerios habita una energía sin forma,de sutil a densa originada en la descomposición astral y que es posible captar y asimilar alimentando nuestras energías con ella.
Existen varias técnicas,similares al vampirismo astral,que fuí aprendiendo con dedicación.
Me sentía bien,mejorado,como un loco feliz,sin tratamiento,en la vóragine de su delirio.Completamente fuera de lo humano.
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Como un canceroso terminal,repleto de morfina,moría viviendo feliz.
La Tulpa y el Golem hacían su vida y yo la mía.Ya no me requerían tanto con su Pepito,aunque debo reconocer que de alguna manera me gustaba,echando de menos los períodos en que me poseía.
Conocí entonces a La Diosa-Diabla de los borrachos y la forma de acceder,aunque parcialmente,a La Sombra.
Fué mi perdición,me llevó a la muerte,al fin de mi existencia como hombre quedando como lo que soy,uno más del mundo oscuro de los sin alma.Del astral,de la magia densa,de la sombra,vagabundeando así como un fantasma paria.
Sin el alma que perdí,al no haber optado por la luz en el momento de morir,prefiriendo la frontera del crepúsculo.
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Los borrachos acceden,a su pesar,a mundos infernales y en contadas ocasiones a las luces rosas de una alucinación benigna.
Sus delirios teñidos por ignorados deseos,suelen estar presididos por imágenes femeninas.
Terroríficas,con garras y dientes y colas de lagarto.
Bellas, en esos pocos casos,con dulces huríes sensuales satisfaciendo sus hambrientas o mejor dicho,sedientas ansias de placer.
La Madre-matriz de todas ellas,es la Diosa-Diabla de los borrachos,orígen de las representaciones.
El Golem y la Tulpa me la presentaron en casa y ella me enseñó como entrar en La Sombra.
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-Las puertas o fisuras para pasar de una dimensión a otra.O realidad,mundo,como quieras llamarla, son casi infinitas.
El multiverso es una red infinita de energía vibrando,entrando y saliendo de lo que podemos llamar materia.
Cada ser, con las características propias de la forma que habita en un momento dado,posee una clave de acceso,que si la conoce,le permite viajar por los distintos niveles.
En lo humanos terrícolas es el estado alterado de conciencia.Producido por sustancias,drogas,entéogenos,alcohol o por medios psíquicos,yoga,magia,experiencias sensoriales o de control mental.
Con uno de esos métodos y en ciertos lugares apropiados logra el pase-
Continué enterándome,siempre por la misma fuente de la Diosa-Diabla de los borrachos,que para entrar en La Sombra el método de elección era la ingesta de alcohol.El lugar,el bar «El Volcán»,el más abyecto y depravado tugurio de LAZONA,epicentro de las mas perversas ofertas sexuales.Un bar de nenas,el punto de reunión de los amantes de niñas.
No sé qué me indujo a conocer La Sombra, lo hallado del otro lado no me pareció interesante en absoluto.
Su nombre,bien puesto,ya que el lugar eran sombras de sombras de sombras de otras sombras,donde vagaban tristemente los seres sin alma,los productos de la imaginería desquiciada de los hombres.Como el inmenso stage de la peor película de terror de todos los tiempos.
Nada hallé en el,pero ya me había aficionado al alcohol y al bar «El volcán».
Nada pudo detener mi descenso hasta la muerte.
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Es imposible sacarle una víctima a los tratantes,la cambian de lugar,puede aparecer en España o Turquía,en el peor de los casos encontarse su cadáver mutilado y torturado.
La complicidad con jueces,policías,políticos y funcionarios de fronteras convierte a las redes en una trampa férrea.
Quise,los últimos días de mi vida emular al protagonista de Taxi driver,rescatando a una de las niñas.
Solo que Robert de Niro tiene éxito,haciéndose una especie de héroe y yo fracasé terminando en la morgue,acribillado por los cafishios,arrojado sin rezos a la fosa común de los no reclamados,pasando a ser uno más en la sobrevida fantasmal de La Sombra.
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María tenía catorce años,alta y grande para su edad,de piernas largas,pezones rosados y turgentes,cola de curvas suaves,atributos de su sexualidad apenas incipiente.Sus cabellos largos y castaños contrastaban con su piel muy blanca y suave.
Era dulce y muy caliente,tuve que conocerla a ella para saber lo que es desear,amar,a una mujer,aunque sea todavía una niña.
Se exitaba,culminando en orgasmo,algo inusual para cualquier prostituta,infantil o no,logrando que yo alcanzara cimas exquistas de placer.
Un juego de espejos en que su goce era mi goce.Su fuego la hoguera en que ambos nos devorábamos.
Perdí todo control,en este mundo o en cualquier otro.Natural o sobrenatural.
Al carajo con la tulpa,el golem,el Señor des Goules,la Diosa-Diabla de los borrachos,La Sombra y El Volcán.
La rescataría y huiríamos.Ella aceptó.Seríamos uno.
Reuní la mayor cantidad de dinero en efectivo,dispuse la documentación,preparé ropas para ambos.
Robé un coche mediano que no echarían demasiado en falta
ni llamaría la atención.
Las armas las compré lejos de LAZONA y del lugar donde había vivido.
Entré en «El Volcán».
Me esperaban.
María debía estar lista para la huída.
El comité de recepción fué otro muy distinto.
María me había traicionado o la obligaron a ello.
Caí lentamente bañado en sangre,gritando su nombre.
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Nunca pude saber que fué de María.Si vive,estará lejos.
Si la mataron,habrá optado por la Luz.
En ésta,la región más negra de la sombra no la hallé,ni nadie pudo informarme.
Solo,deambulo,opacidad entre la negrura,por algunos cientos de eternidades.
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