Adriana tiene la piel blanca como el azúcar y sus mejillas son rosadas como el color del cielo en el atardecer.
Sus ojos revelan la inocencia de la edad temprana y su risa, ¡oh! su risa emula el canto celestial de los ángeles...
Suelo confundir sus trenzas doradas con espigas maduras y cuando la veo correr por el campo y dirigirse hacia mí, sólo deseo cosecharla en un cálido abrazo.
Hace 5 años que la amo. Hace 5 años que mi adorada sirena dejó de nadar en el océano pacífico de mi vientre, para que le enseñe a caminar por la vida, tomándola de la mano. Desde entonces soy tan feliz...
Texto agregado el 16-10-2012, y leído por 94
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Lectores Opinan
16-10-2012
Qué belleza de sentimiento filial y maternal. (5) ZEPOL
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