Siento pestañas que laceran mis mejillas, el dolor es ameno y se vuelca en torno a las sombras que cubren mi rostro y lo hunden en regocijantes sonetos de malicia. Es la noche de orondo sabor la que cubre mi cuerpo con tu aliento que se extingue, con ojos de muerte morirás conmigo. Vivir en deseo es jugar con fuego, muriendo eterno, amor de infierno; no resistas el llamado que grita tu nombre y deletrea cada movimiento de tus líneas de delicado sabor, sucumbiré antes tus tiernos ojos que sienten el sueño al ser besados en carnal deseo. Las emociones sujetadas una con otra graban en la piel el deseo de ser liberadas, las almas entrelazadas se funden en libertinaje buscando el escándalo de su gritar perpetuo. Mi oscuridad eres tú y tus besos satisfacen mis deseos sádicos pero tiernos, ternura que encuentro en tus labios de seda que muerden y arrancan mi piel. Nunca necesitaré volver a ver el sol, hay suficiente oscuridad en tus ojos para iluminar nuestro pequeño gran mundo que se esconde y que crece desde los interiores de los abismos más profundos, emana conmigo y quemémonos en nuestros brazos, en los brazos de sueño donde la noche se revuelca en locura de amor y violencia, trayendo consigo la carne a la putrefacción dentro de un vértice de sueños…Buenas noches mi niña de niebla y sombra, descansa mi sangre de afiladas espinas hundidas en mi piel.