Tus mates amargos y tu sola compañía mataron mi soledad.
La mirada profunda que dibujan tus ojos abre la polémica a mi alma.
Nunca me atrevería a poner un tema de Bunbury, pero escucharlo junto a vos es romántico.
No puedo mirarte más de dos segundos, pues si lo hago necesitaría un mapa para no perderme en tus ojos.
Las cosas por algo pasan, dicen los amantes del destino. Ahora yo solo digo que estás aquí, conmigo. Y no sé por qué es.
A veces sueño con morirme para verte siempre. Y así no tener que renegar con la ausencia de tu ser.
Inolvidable. Fraterno. Olor a romance.
Nos divide tan solo una mesa, en el silencio de la noche. Lecturas compartidas.
Suelo tener la loca locura de cerrar el libro y con mis brazos encerrarte en un círculo.
De a ratos cerca, de a ratos lejos. Como la misteriosa luz que de vez en cuando se aparece en los caminos rurales.
Rostro apacible. Ojos vidriosos. Labios serenos. Cuando sale alguna canción de mi guitarra.
Cuidado. Así me siento. Mediocre intelectual, poeta a medias. Intentando tus frías manos conquistar.
Cuando el sueño, de caminar juntos bajo la llovizna de abril, se haga realidad, ese día volveré a soñar.
Me robaron la ilusión y vos me la devolviste.
Mary ¿hace falta algo más? Sentí… como te quiero.

Mauricio Muro @Derechos Reservados