Poder vivir sin tus besos sería algo heroico para mí.
O como ver una arco iris en blanco y negro. Aburrido.
Noche tan calma que puedo oír hasta el silencio.
Busco alguna estrategia que me libere de tus labios. No me lo permiten: la obsesión de tus ojos,
la esclavitud de tu amor.
Necesito poder amarte menos.
Ya no quiero buscarte. Ni encontrarte. Siempre fracaso.
El segundero del reloj es el único testigo de cuánto te pienso.
Mientras te veo dormir en paz, inexplicablemente te amo.
Te pienso, te siento, te observo.
Intento besarte. No me atrevo.
Mis labios no se animan a interrumpir tus sueños.
Busco el equilibrio en el trapecio de mi vida.
Si no logro encontrarlo no hay red de seguridad.
Inseguridad constante de volver a amar en vano. Demasiado.
Tal vez nunca leas estas palabras desveladas.
Sigo siendo un fiel amante de mis madrugadas inquietas.
El segundero del reloj me sigue recordardando cuanto te quiero.
La noche, que avanza sobre mí, me vence en la pelea por dormir.
Entonces mis brazos rodean tu espalda.