Inicio / Cuenteros Locales / Delirium / 1943
Todas las memorias son rápidamente aprendidas por el recolector. Quién en particular las organiza por pálpitos y no por fechas como lo haría cualquier cristiano. Su labor consiste en permutar el reloj por corazonada. Cada latido es un segundo. No nos interesa más.
Se acostumbra uno a tales barbaridades. Si tuviera un fin práctico eso de soñar cambiaríamos las nubes por almohadas. Curioso si vemos la frontera donde un custodio vigila el avance de esos seres amaestrados, desde un fondo de culpa sin concilio hacia este lado. Todos somos custodios alguna vez de esa masa, del porvenir. El porvenir de los otros. Hacemos turnos por horas, rotando disciplinadamente sin perder detalle de los rostros que cruzan la línea. Caras rotas por el cansancio y el invierno. Unos pasajeros a punto de pedir un retorno considerado. De eso que ellos llaman piedad hacemos mofa y muchas veces preferimos golpearlos. Levantamos nuestros garrotes y les zumbamos por todos los lados. Que nos adviertan la injusticia nos provoca mayor rabia y a muchos los dejamos ciegos, cuando escupimos a los ojos. Nada nos avergüenza. Ni los lamentos de quienes rezan pidiendo clemencia ante un dios que puede ser real. Uno debe ver las cosas como son. De estos seres probamos su inferioridad a lo largo del tiempo. Que hagamos este esfuerzo no es más que un intento de nuevo despertar, donde las cosas tienen nombres como símbolos, y en las manos el sol es fruto de nuestra propia invención. La fuerza en este momento no es excusa, sino consecuencia. Evidentemente, somos mejores armas en este reino; a prueba nuestra disciplina construimos este sueño donde nadie va a despertar y del que todos formamos parte.
En un cuarto hediondo los nervios son puestos al límite. Esfuerzo contra esfuerzo. El del recolector tal vez de procedencia artística, el del verdugo como el que va a terminar de saldar al mundo.
En la diestra del hombre ellos miraron algo distinto a los anteriores utensilios usados contra sus cuerpos. Una herramienta de fácil manipulación y de procedencia atemporal. Pensaron en ella como una nueva versión de castigo, llevada a formas sofisticadas. Era una masa compacta de miedo que no apartaba por un momento su mirada de aquello. Temiendo ahora haberse equivocado y creerse entonces de una raza aún arcaica y barbárica. Tal vez uno de ellos con otro tipo de esperanza.
|
Texto agregado el 13-10-2012, y leído por 148
visitantes. (2 votos)
|
|
|
Lectores Opinan |
|
|
|
|
|
|
17-10-2012 |
|
woooooooo...me transporto.....vole como una paloma...por las calles de mi cielo....
Muy bueno....y reflexivo como alguien dijo por ahi,...
Dejo cien palomitas al viento Isita_Paloma |
|
| |
|
|
13-10-2012 |
|
Muy profundo, muy sentido, muy bien escrito. Muy real. ZEPOL |
|
| |
|
|
13-10-2012 |
|
Hace rato que utilizo las nubes como amohadas.
Intenso y reflexivo texto, me gusto,
el titulo... volo mi imaginación... aun no la detengo.
un abrazo!!!!!
5 aullidos yar |
|
| |
|
|
|
|
|
|
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login
|