Y ahí va de nuevo
el príncipe de sus sueños
recorriendo los caminos
y traspasando fronteras
con el corazón cansado
de tanto rumbo andado.
Sus descansos son las nubes,
sus recreos las flores
que gritan su pasar
con enorme alegría.
Y es que sus ojos tan claros
como el mar más azul
con la mirada punzante
y angustiosa a la vez
desnudan su alma
sin compasión
sin filtros.
Como el más adorable ser mitológico
de los antiguos héroes y dioses
pasea en su caballo
dejando su estampa perpetua
en todas las miradas
que tuvieron la gran suerte
de ver su andar.
Y cuando mira hacia el cielo
en la noche tan fantasmal
sus manos apuntan
al cielo fugaz
buscando quien sabe
conectarse más allá.
Y cuando descansa
su cabeza en el suelo
se entrega al gran mundo
real de los sueños
y su alma despierta
y su cuerpo duerme
y ya no son uno, son dos
y lo verdadero es mentira
y lo falso, real
y finalmente se entrega
a lo que siempre deseó
pero su cuerpo jamás conoció.
Texto agregado el 05-08-2004, y leído por 146
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
06-08-2004
bien, me llego bastante la ultima estrofa....!!! placebo
05-08-2004
me gustó, aunque un poco imperfecto el prince... sidler