Disparando a matar
El hit del verano está
en todo el mundo como el espía
la miseria, el hit del verano
no se interrumpe con anuncios comerciales, él
es el anuncio.
Hit del verano, culo de niño
sodomizado arde
y aunque tome fuerza, nunca
es mejor que al principio.
Se remonta al barrilete de playa
multitudinaria en la que se avecina
una tormenta, se despedaza
en la explicación de los padres al separarse.
El hit del verano bate
todos los records de venta
paco, reja, silicona,
hit del verano que trae
a memoria lo peor, lo que no se recuerda
tan fácilmente: las penumbras, la intemperie
el osito de peluche del primer aniversario
la cacerola que no se usó desde el casamiento
el ritmo cardíaco de una ciudad actualizada
sobre lo que sucedió en el pasado,
una firme conciencia de que no somos los únicos
ni los peores –ni los que más han sufrido- porque
por allí, siempre hay algo peor.
El hit del verano es negro y latino
vuelto de ministerio, lugar común
burbujeante como el ruido
de las panzas con hambre, explota
la cabeza del suicida
once pisos abajo.
Maniquíes desnudos que se dan contra vidrieras
televisores de alta definición contrabandeados
chinitos llorando el porvenir que no tuvieron.
El hit del verano se llama “disparando a matar”
más allá de los gestos
el hit del verano no cuestiona, dice la verdad.
Unisex
Vuelve de la obra.
Se lava las manos,
se saca la camisa,
el calzoncillo agujereado.
Abre la ducha, deja
correr el agua, se mira al espejo,
mea sentado,
se mete,
se quita la pintura,
mientras
se enjabona
piensa
hoy pintó dos habitaciones,
capataz nuevo,
recibió insultos.
El vapor empaña el espejo.
Se seca, se afeita, corre desnudo hacia el dormitorio,
prende la radio, el hit del verano.
Hace el pasito, cierra las cortinas.
Canta, baila y abre el armario:
una media se mezcló en el cajón de las bombachas.
Saca una tanga, se la pone, esconde el pito atrás,
juega todas las fichas al rojo.
La minifalda cuesta cuando llega a la cintura.
Antes de elegir
el corpiño, la blusa, la pintura de labios,
antes de meter los forros en la cartera Vuitton trucha
un peine, invisibles, crema humectante,
antes de persignarse tres veces
y acomodar la peluca sobre el eje central de su cráneo,
antes de abrir la puerta
y decirse: ¿no me olvido nada?
baila un rato más
con los ojos cerrados.
Mp3
Tres acordes, camioneta, distorsión. Pantalones
escoceses y rímel, yo sufrí mucho, humitos dulces
pico pala pendejas, dos estribillos de gira
por los bares del oeste.
Mochila negra de Alcohol, llavero del Che,
los dos freaks del Nacional llenaron estadios.
Porristas under & wear, ¿hay vida
más allá de los veintisiete?
Hace calor para bata roja en The Banfield Mansion,
el motor del respirador ya no se oye, las nenas
acampan desde anoche sobre várices de taco alto
polvo, rouge colorado, recuerdan
esos dedos… esa pelvis… ahhh
conejitas al horno con manzana en la boca, no se sabe
hasta cuándo.
User, password, regístrese ya:
Microsoft no es dios pero está en todas partes.
Culito bombón carne latina, helicópteros y sushi,
hay que aprender inglés to win a Grammy in Miami.
Mtv en mute, sombrero blanco y perlas, transpiración
up & down, chulomático de vinilo
barbita belcebú
fashion emergency: backstage
luces cámara photoshop
blanca tez & black soul, Winamp on shuffle
la pastipista hierve
el universo se unifica
en el agua mineral
que transparenta dos pezones
redondos y carnosos
de señora madura, primera fila, Grand Rex
cantante acento Caribe
buena presencia
gira mundial: Madrid, Quito, La Paz, Buenos Aires,
promoción SMS: mandá Poeta al 2020
con la entrada anticipada te regalamos un papagayo.
Paco pega, rohypnol y tinto también pega,
al rallador le quedan restos de zanahoria,
a los espejos de mandanga.
Birra y patovica pegan. Octavo show
al hilo de la tanga y al borde del dengue.
Te digo:
eh, vó! que te cuidá con la yuta, sí… vó! vigilante con queso, dónde vá?
no te hagá el careta y vení, nomehagá-irabucáte..é
vó! que tu mujétamabuena que cajero automático
te vamoairabucáaputito, dónde vá?
no te hagá el piola y atame el chorizo ehhh
mirá que acá somotodoguáapoehh?
vó! gil de goma con manteca
un peso pal bondi, tré pal vino y dié pal morfi
dale que vó tené vó
gil con queso
vó!
puto
dónde vá?
Y bueno.
Todo lo que tomaste
todo lo que mentiste
toda la que transaste esnifaste curtiste
los escorpios que pinchaste, aquel al que influiste
dos azules con pintitas a las 5 am
dos rojas y el jarabe al mediodía.
Después de comer
quiero que salgas
un rato al parque
con tu mp3.
El mangrullo
La pastafrola que venden en la villa no es pastafrola.
El agua no hierve.
Hay cinco personas mirando la cacerola.
El nene moquea en el pasillo, le pregunta a la madre
dónde viven los peces
al lado de la carnicería, adónde va a ser
dice el padre mientras se rasca
dentro de los pantalones.
Lleva puesta la remera de una campaña electoral.
Al lado de la carnicería no hay lugar para la imaginación.
Un partido de fútbol sin volumen,
el hit del verano es el mismo en todas partes,
el agua demora por la escasa presión de gas.
Los mocos vienen por el resfrío, un resfrío se lo pesca cualquiera.
El asistente social ve un futuro desolador:
hay mocos en la bosta.
En forma de lluvia cae la polenta.
Luto
Uh, bajón no sabés, hoy tengo velorio
situación incómoda que no da pero tengo que ir
cuando estoy nerviosa me agarran ataques de risa
quizá va a ser mejor que no vaya la verdad que me da mucha risa
me pongo nerviosa mal y no da
pero tengo que ir por Anita no sabés
se murió el papá del novio y pobre
la verdad que me da mucha pena
encima nos avisaron cuando estábamos en la playa
se venía la mejor hora
me había quemado de frente pero en la espalda no, imaginate
parezco un palito de la selva
ahora no sé qué ponerme
¿tiene que ser negro?
con el calor que hace
un camionero parezco
bah, en realidad no sé si ir, ni pilas
pero me da pena por Anita, justo ahora que lo quería dejar
lo que pasa es que no andan muy bien, están juntos desde muy chicos
ahora no sé qué va a hacer no creo que lo deje
no sabés lo bien que la estábamos pasando
había unos pibes al lado jugando con una pelota ovalada
me la pasé imaginándolos todos arriba mío
transpirados, volviéndome loca por sus cuerpos te juro no sabés
estaba en el momento de las penetraciones simultáneas pero
justo, ahí, en ese instante
llamó el novio de Anita
la gente siempre se muere en el momento menos indicado parece
la verdad que bajón, no creo que vaya
Anita se puso re mal, todas quedamos de cara, frígidas, decí
que se me había pegado el hit
del verano y no me quedaba lugar para pensar
me parece que de última la llamo y le digo
que cuando quiera estar con alguien
que la escuche que me llame que vamos
a tomar algo, ya fue, total, ya está, lo decidí:
si yo ya estuve con ella en el peor de los momentos.
3 días 2 noches, media pensión 3 estrellas, 12 cuotas de $199,90
Algunos, todavía arrastran, el peso de las valijas:
aguantar, resistir
donar el tiempo del ocio a la máquina del consumo,
a las densidades demográficas obscenas,
al hilo azul eléctrico que se pierde en el abismo
proctológico y práctico.
Al hit del verano tarareado
en sudores de adolescente flogger y cuatriciclo alquilado.
Un hombre contempla el mar como en la fila del banco.
Debajo de la sombrilla, su mujer mira fotos
de galanes en la Gente, mientras el nene
come arena y le da
del pico al bronceador.
En el parador in
como sardinas en el subte, las reinas
desde su rostro de insolación
luchan por hervir las cabezas en densas ondas ultravioletas.
Brilla una voz desafinada
desde todas las viseras, calcos y carteles.
Al caer la tarde hay un pequeño remanso
de guitarra, mate y porros.
Jóvenes coloradas y señoras en cuero quemado
se sumergen en charlas morales y sillitas plegables.
La marabunta migra hacia las calles nocturnas, comederos
donde cinco mil langostas pugnan
por arrasar una Maryland o una cajita feliz.
Alguien celebra su cumpleaños,
Felices 40, dice el pastel.
El primer amor se murió tierno como un down.
Los sueños se atragantan como pastillas sin agua.
La ciudad total se enciende en neones y embotellamientos:
el auto a la altura del bolsillo.
El helado se derrite y no hay servilletas.
El resto lo que quieras
Nunca pude imaginar otra escena:
el tiro del final esquivado
el hielo derretido sobre la mesa
un cuchillo lento lamelabios
aparato reproductor femenino
el cielo se reduce a un marco y el resto lo que quieras
la pava calienta sobre la nuca de un desnucado
el sol cuando no está aunque debe estar en Suecia
una serie de remolinos en la garganta de un mismo inodoro
el ritmo del botón de la cadena
el hit del verano en problemas
hasta las manos
y los pies que soportan el peso de lo que no pueden
un cáncer que se abre como una flor
una flor que al contrario no se deshoja
el sachet de leche abierto fuera de la heladera
el instante pausado de lo que fuere cuando acaba
el control remoto estalla contra la pared universal
la risa de un necio, mucho ojo, y también
el propio cuerpo desangrado
y que no falten las palabras.
Graduación
Corbata alfiler gemelos
mellizos, todos iguales
cortaditos por la misma tijera Dior Cacharell New Man
alardean de amigos e ingresos brutos, despiadados
sonrisas de calavera, downsizing reconversión productividad
relocalización. Hyundai Honda Audi, nacional por los chicos
tapizados de cuero, London Tie y Palm, palmean el discurso,
llega otro, abrazos que esconden el cuchillo,
hermano, gran hermano, ¿Orwell? 1984, rebelión en la granja, no
no es Disney, congelados, aire acondicionado, se ponen el saco
en el auto BMW MBA CEO head hunters
recursos ¿humanos? Rutini syrah roble
¿pizza con champagne? ¡no,
cordero con malbec!
Ellas: casadas con hijos dos está bien,
comparten fotos y halagos
ojos de papel pechos de miel pero ninguna
se va a quedar hasta el alba, pregunto por las dudas
no hoy –never again- viaja mañana
Buenos Aires París Amsterdam
risas de Baron B, ¿te separaste?
presentará amiga, mala suerte, abogada,
te conoce, buena familia
besos besos besos más besos
sponsors beneficios asociación
cooperación marketing desgravación,
mesa dulce después cumbia
pechos bamboleándose al ritmo berreta del hit del verano,
las vueltas se me tropiezan, vestidos
perfumes, frescos falsos frutales ¿furtivos?
no, nada, no conmigo por lo menos
se acerca el fin…
promesas de llamadas que no se van a realizar
saludos que flotan en el aire
apretones de manos
qué rico aroma qué lindo anillo
ay mirá, recién ahora le presto atención a tus cuadros
qué lástima, mis hijos están hermosos
uno más lindo que el otro
rubiecitos como el abuelo
pero qué alegría
¿vas para el centro?
Últimas olas del río revuelto,
flota una bruma espesa,
el pescador ya se conforma con viejas del agua.
Navidad Navarra
El estruendo de la ciudad a las cero cero.
Cualquier tipo de entusiasmo perdí.
Mi familia
intenta en vano
disimular la decadencia.
Mis padres ya no se quieren.
La abuela tiene alzheimer y pregunta
qué significa todo este alboroto.
De a pedacitos
hay que introducirle
en la boca
el pan dulce.
Desapareció su fe por completo.
Mis hermanos piensan
en alcoholizarse al máximo
antes de saludar
e ir al boliche. Les preocupa
no encontrar taxis.
Mi primo y su mujer anuncian el embarazo.
Mi tía se descompone.
Vaya uno a saber lo que ocurre
por las cabezas de esta gente.
A la abuela le repetimos en coro la noticia.
Mi mamá se queja, ya no funciona
la casetera del reproductor.
Me pide que busque en youtube
las canciones de “la navidad navarra”.
También, alguna conocida
de Ana Belén con Víctor Manuel.
Me niego rotundamente.
Ni siquiera en navidad
sos capaz de hacer
algo por mí, dice.
Mi papá bebe en silencio, abraza a mi hermana.
La separación es inminente.
Tres regalos recibí:
una lapicera con linterna,
una remera con la inscripción “lucky boy”,
y el hit del verano: un calzoncillo
que a simple vista me queda grande.
Comprendo la falta de imaginación.
Paso al baño y me relajo.
Escribo un poema sobre el papel higiénico.
Los perros ladran y los gatos observan
No logra desentenderse de la tibia tristeza
que la vida le genera. En el cielo refucila.
Un hombre dentro
de la casilla de seguridad
de un edificio nuevo,
tres monitores
con imágenes
vacías y quietas.
Un matrimonio arrastra de los brazos
el llanto escandaloso de su hijo varón.
Una mujer sostiene con el hombro
y la oreja el celular mientras tantea
los duraznos en la verdulería.
Un choque múltiple en la esquina.
Una mudanza.
Truena.
Espera un giro en las cosas
y duda no haya sucedido
anteriormente.
Maquillan al periodista de los pronósticos
que dará a conocer
el hit del verano
que ya todos conocen.
Un cartel publicitario cede al viento
cuando nadie se encuentra debajo.
Un rostro fuma en el reflejo
de una ventana y teme
a los desprendimientos.
Suenan las alarmas de los autos y las joyerías.
Caen las primeras gotas.
Vuela ropa desde una terraza.
Panasonic
Solía llevarse porno al baño, ahora lleva
el catálogo de muebles del hit del verano orquídea
fucsia, camel, cobalto, manteca, ¿qué sofá
pega más con mi personalidad? cama king size,
cortinas de diseño, lomo a las siete pimientas.
Del segundo cajón extrae un consolador
fabricado con el mismo plástico rosa y suave
de las muñecas Barbie, imagina
millones de muñecas y consoladores
saliendo de la cadena de montaje de fábrica en Taiwan.
No enciende. Abre la tapa posterior y saca las pilas.
Piensa que esta noche necesita un hombre
de apellido Panasonic.
Poxividrios
El hit del verano jala jala
al ritmo guachín de la avenida.
Rojo.
Un peso insiste
con el balde espumoso,
ojos embarrados en el vahído gelatinoso del tolueno.
El poxi tira un hueso,
los dedos polarizados niegan, aprieta
el cinturón del autoplan,
¡cheto puto!, contesta.
Educación queda muy lejos.
Guardapolvos blancos a caballo, antes del tren
la bronca escupe un gargajo poxi en la luneta.
Brillan las Nike fucsias que se rindieron a la sevillana,
zapatillas air para los angelitos que no levantarán vuelo,
los reproches se dirigen hacia el semáforo interminable.
Verde.
Toda la avenida sigue su camino.
Cero a cero
Entro al estadio una hora antes del comienzo del partido.
Me pregunto para qué.
Tengo el ánimo tirado
a causa del calor y las pocas expectativas.
No me van a alcanzar los cigarrillos.
La hinchada visitante consiste
en diez personas y dos banderas
de Ecuador; están protegidos
por un cordón policial
de cuarenta escudos y aires comprimidos.
Durante el partido, al marcador lateral
le gritan: ¡Orangután, volvé a la selva y llevate esta banana, ¡eh!, eh!
El dueño de las palabras es un chico de dieciséis años.
No tiene vello. Su labio inferior es carnoso y descendente.
Lleva zapatillas Mitre, reloj Nike y shorts Mitre.
Se ve que la pretemporada fue dura: los jugadores
no logran dar tres pases seguidos,
se los nota achanchados.
Entonces aplaudimos los cambios de frente.
Ahora las canciones de la hinchada
están dedicadas
al equipo rival, la policía y el intendente.
Hay una que habla de la droga y la cantan todos, incluso
señores que podrían ser mi padre.
En el segundo tiempo, un plateísta ordena:
¡Hacé un cambio, Sensini! ¡hacé un cambio!
A los cinco minutos, el técnico realiza el cambio.
¡Era antes el cambio! Era antes…, reprocha.
El hit del verano es efímero.
Me mareo un poco
por la cantidad de insultos:
¡Fracasado! ¡Muerto de hambre!
¡Nacido de una avalancha de mierda!
¡Árbitro hijo de puta, la concha de tu madre!
Pienso en John Lennon,
en ese tema
re conocido
que dice
imayin ol de pípol.
El sol baja y hago visera con la mano derecha
hasta que se me cansa y la reemplazo por la izquierda.
No tengo un peso para el helado y si lo tuviera
necesitaría dos más.
Pienso en John Lennon
vestido de blanco
cantando
al palito al bombón helado.
Mentalmente, repaso las tareas más próximas:
bajar la ropa de la terraza
lavar los platos de ayer y anteayer
leer lo que me falta del libro.
El árbitro pita el final del encuentro.
Algunos silban y otros aplauden.
Nadie ganó. Los periodistas
deportivos serán despiadados y crueles,
aburridos hasta el hartazgo.
Shopping
1- Viagra´s blues
Retornó el vigor.
Compró una coupé de lujo,
camisas multicolores,
cadenas de oro hasta el ombligo,
implantes dentales, tintura azabache.
La medicina busca una pastilla que cure el ridículo.
2- Doble airbag
Tras el escote atrevido
avanza su recién inyectada autoestima.
Pero tal derroche de plástica firmeza
no puede ocultar el rictus amargo
de su boca ante las sonrisas de las jovencitas.
¿Quizás con un poco de colágeno?
3- Cuentas matrimoniales
Todo lo que dijimos enamorados
multiplicado por todo lo que dijimos calientes
dividido todo lo que dijimos peleando
restando todo lo que callamos.
Dos silencios caminan de la mano.
En el supermercado
A ella no le hace falta changuito.
Pan lactal en mano derecha,
detergente y fiambres en la izquierda.
No tiene más de diecinueve años.
La acompaña un nene gordo con la camiseta de Central.
Hace cola en la caja rápida.
Delante de ellos
un señor de traje espera su turno.
Por casualidad, se da vuelta y la observa.
Lo veo tragar saliva.
El hit del verano conecta los espacios.
El nene dice: mamá, falta una Coca
y sale disparado hacia las góndolas, tropezándose conmigo.
El señor mira su objetivo
bajo el manto estratega de los oportunistas.
Sus cejas forman una V.
La situación me divierte
pero de pronto
me invade un miedo absurdo:
imagino sus vidas en el caso
de que él logre conquistarla.
El nene vuelve con la Coca, ahora le toca pagar al señor.
Mientras la cajera desliza
los productos por el láser
y yo recuerdo que me olvido los tomates,
el hombre pregunta al nene
de qué equipo de fútbol es hincha.
El nene dice: de Central.
Ya veo, dice el señor, mirando a la madre.
El nene responde: ¿y entonces?
Son cincuenta y ocho con sesenta, dice la cajera.
La joven tapa la boca de su hijo con el pan lactal.
El señor paga en efectivo.
Pedal a distorsión
Reposo frente al televisor encendido:
una banda de rock
actúa su propio video clip.
Un salón amplio repleto de personas.
Último piso de un edificio alto.
Detrás del playback,
el sol del verano, un ventanal, la ciudad.
El cantante hace gestos de cantante
y cuando suelta el micrófono
no hay lugar seguro para sus manos.
Hace que toca la guitarra y agita la cabeza, está
muy bien maquillado.
El bajista es tímido, un plano
de sus dedos, la púa, las cuerdas,
el movimiento uniforme que se genera.
Por otro lado, en su lucha por llamar
de algún modo la atención
el baterista mueve sus miembros:
marioneta en una marcha militar,
una cámara lo enfoca desde arriba
dando la sensación
al espectador
que es él quien maneja los hilos.
Una historia de amor entre los actores del público.
Parece ser que el casting
fue llevado a cabo
en la puerta de un colegio de San Isidro.
Cuando llega el momento
del solo de guitarra,
el guitarrista
abre sus piernas
cierra los ojos
inclina el mentón,
intenta en vano transmitir
sentimientos profundos.
Entonces me debato
entre levantarme,
ir al baño, mear
o evitar el esfuerzo y punto.
Mortadela
El hombre puede jactarse de haber creado el fiambre.
La mujer debe vestir
leopardo sintético
olvidar el dolor de no tener hijos
sanos y derechos
tal como los hubiese deseado.
El hombre no se acerca a la mujer, ya no puede
verse a sí mismo
en el reflejo de las vidrieras.
Ahora se arrepiente de todo:
del dinero, la mujer, el fiambre.
Principio de asfixia,
no hay vuelta atrás: los sueños
se fueron por el agujero del bolsillo y el ahorro
es la base del cáncer de pierna.
El hombre y la mujer coleccionan boletos y fotos, se recuestan
sobre el amor que ya no se tienen, se esconden
tras las sábanas de algodón
en la incomodidad de decidir
superar la falta. El hombre
puede jactarse
de haber conocido París.
La mujer se encuentra con sus amigas,
comida wow, transporte wow, joyas wow (la próxima será)
educación monumentos históricos wow
se huele, se huele en todos lados
no hay pobreza, no hay chicos que piden, ni mugre en la calle
ni en la Torre Eifel, ni en el Coliseo, ni en el estadio de Munich.
La frustración sexual arde en un rincón de la billetera.
Cinco días cuatro noches para la realización personal.
Físico-Poético
El hit del
verano es objetivo pero cada uno
tiene el suyo como la muerte como
la vida como la costillita dorada
en la bandeja, servida hoy por
un brazo carbonizado junto a
la transpiración de ayer mientras
se masoqueaba, ruge el cuerito
crocante, metafísica de colmillos
cariados, pelados hasta el hueso ladran
los alcahuetes pidiendo la grasita pegada
coros roncos, visiones de catarata, mañana
será otro día y vendrá, Mr. Parkinson-
Tembleque, nos ofrecerá su mano
a modo de saludo
y uno viene
goteando
y sucio
lastimado
y bueno
hay costillas y NO
hay costillas.
Todos
aplauden
al asador. |