Hoy amanecí profano de mí mismo,
con respuestas sin pregunta alguna.
Presente obligado de árbol de estación,
que se está allí, al filo de ese papel
donde se desdibuja un ritual sin piel.
Misterio incurable de mi franqueza
que, como gota sobre piedra hosca,
se empeña en horadar testarudeces.
Me despunté materia sin una causa,
naufrago en un espejo de efectos.
Como nadie, distorsionador del todo,
perdido, en mi habitación de nadas.
Desperté bruma existencial, niño eterno,
amuleto, rencarnación de un inédito algo,
en placentero viaje a seguir viviendo,
inevitable, en cada paso y en cada gesto.
Amanecí distancia de aquel beso,
el de la rosa y el vértigo. Será mi realidad?
o me estoy existiendo las apariencias
de ese hombre, que dormía su viaje,
en tu melodía húmeda de mujer? |