El largo transe en el que había entrado el hechicero terminaba, mientras pronunciaba las últimas palabras una gran enredadera empezó a brotar del suelo y a cubrir completamente el castillo. Lento y constante llenó pasillos, cubrió los hermosos pisos de mármol y cerámica de la más fina calidad, entraba por todos los orificios del lugar y cubría completamente el jardín. Sus ocupantes que se encontraban convertidos en piedra también fueron cubiertos por la enredadera pero el dormitorio del ocupante principal en la torre más alta no fue tocado, permanecía imperturbable y tan hermoso como siempre; parecía que el tiempo se había detenido ahí.

- Ya está hecho bruja, con mi poder he cubierto el castillo entero y a sus ocupantes de piedra con maleza y enredaderas que serán casi imposibles de traspasar.

- Excelente hechicero, por algo dicen que eres el mejor de estas tierras.

- Si bruja, pero también el más caro. Espero que mi paga no haga perder tanto peso a tu bolsa... mis monedas por favor.

- Son justas las palabras que dicen de ti hechicero, además de uno de los mejores y caros también eres uno de los más avaros.

- Avaro no bruja, si no justo. Complete el trabajo y merezco mi paga.

- Como digas hechicero, aquí tienes la bolsa completa con monedas de oro puro sin mezclar... también – dijo vacilante – te daré un pago extra y especial si me puedes proveer de un guardián para este castillo.

- ¿No puedes hacerlo tú misma bruja? ¿Es que tus poderes han caído tanto?

- No te pases hechicero, no tientes a tu suerte. Aún sigo siendo una bruja muy poderosa, mucho más que tú. Sólo lo hago para no gastar mis poderes y reservarlos para alguien que estoy segura vendrá después.

- No me interesa bruja, ven dame la paga especial que tienes y según eso lo tendré en cuenta.

La bruja le entregó al hechicero un libro muy antiguo, las páginas parecían que podrían deshacerse al tocarse pero no era así. El hechicero vio su paga y valoró que sería mucho más de lo que haría, no le importó y le entregó a la bruja un hechizo más.

- Úsalo cuando tu invitado indeseado llegue, te dará a un guardián realmente poderoso.

- Excelente hechicero, con este trabajo tu cuota de este mes queda saldada. Te veré a la siguiente luna llena para hablar de los trabajos de la siguiente.

El hechicero destrozó a la bruja con una mirada, deseó poder quemarla viva pero tenía razón. Le debía mucho a esa bruja, quien le había entregado sus poderes, y le debería mucho durante mucho tiempo; si tan sólo hubiera una manera de deshacerse de ella.

- Ahora hechicero Merlin ¡Vete! Mi invitado indeseado ya viene, lo puedo sentir galopando en su corcel.

El joven prometedor hechicero Merlin desapareció en el instante. “Si tan sólo encontrara la manera de librarme de ella de una vez” pensó mientras veía el blanco corcel de la visita indeseada de la bruja Maléfica.