Once de octubre, festividad americana de la Libertad.
Olvidar la historia nos empuja a repetir los errores y a no salir del círculo vicioso; esperemos que las mente aborregadas, vayan despertando de su letargo y dejen de seguir a líderes ignorantes, que solo dominan la verborrea, los sofismas y la demagogia.
¡Romped vuestras cadenas, idiotas, la vida es corta!
La derecha y la izquierda no son idénticas, pero si similares, si les das la vuelta, aparte de poner a la vista detritos vergonzantes y miserias escabrosas, la diestra (¿en que?) pasa a ser izquierda y la siniestra (y de que modo) derecha; sigamos nuestros principios, y las leyes de Natura y Gaia, y olvidemos a estos patéticos chupasangres, parásitos del ciudadano, que no se van ni con ZZ.
La Libertad debería celebrarse y disfrutarse cada día, las 24 horas, sin pagar peajes abusivos, abusivos en si mismos porque van contra cualquier ley de los hombres, pasada o presente.
Nadie nos regala la libertad, la democracia (poder para el pueblo), el libre albedrío es irrenunciable e inherente a nuestra forma de ser, y las leyes o normas deberían estar encaminadas a proteger los derechos del otro, no a llenar las arcas de los poderosos y sus adláteres, agarrados al clavo ardiente de la democracia, que solo brilla en las urnas cada cuatro años, y se convierte en una carrera de sacos hacia el sillón anhelado.
En fin, no cedamos ni un paso, donando en usufructo nuestros derechos e idiosincrasia a estos domadores de borregos, pastores de ciudadanos, a cambio de permanecer en nuestros mundos cómodos e inanes. |