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- Abre la boca y di ahhh...
Lo repetía por enésima vez, pero no quería tomar aquel mejunje de jarabe que me daba. Tiene un sabor desagradable que nunca me ha gustado, pero estoy enfermo y que puedo hacer. Me rehúso nuevamente, cierro la boca, hago pataleta, no quiero tomar ese mejunje de jarabe oscuro como la noche, sabe horrible.
- Ya no molestes, tomate de una vez esto para que puedas salir a jugar. No olvides agarrar tu abrigo del perchero que está haciendo frío.
Mientras dice esto me da un peñisco fuerte en el brazo y cuando abro la boca para gritar de dolor aprovecha y me da el medicamento a la fuerza. Como siempre sabe horrible, lo voy a escupir pero algo en su mirada me detiene y me lo paso.
- Así está bien. ¿Ves que no es tan horrible?
“¿Horrible? Esta horripilante” pienso mientras la veo cerrar el gran frasco negro que contiene el horrible mejunje y se va de la habitación. Me quedo unos momentos mas y cuando veo que no está escupo lo que no pasé en el lavador, sé que me gritará después por esto pero por ahora es una pequeña victoria, y salgo corriendo por la puerta en busca de mi abrigo que está colgando del perchero.
Mi abrigo rojo lo han colgado muy alto del perchero y no logro descolgarlo, tiro y tiro del abrigo para poder sacarlo y salir de una vez a jugar. Escucho los gritos de mis amigos afuera apurándome porque han encontrado un perro muerto y quieren picarlo con palos.
“¿Un perro muerto? ¿Cómo se verá el perro así?” Pienso mientras jalo más fuerte el abrigo por la desesperación, al final tanto jale mi abrigo que hago caer el perchero de mamá y escucho un fuerte crujido. Un líquido negro empieza a salir del saco de mi mamá, es extraño, me acerco y lo huelo... es el jarabe!.
- ¡Hay no! ¡Hay no! ¡Pensara que lo rompí a propósito!
Escucho sus pasos venir desde su cuarto ¡Sé que me va a castigar y no veré al perro muerto ni lo picare con un palo con mis amigos! Agarro fuertemente mi abrigo y salgo corriendo a la calle junto a mis amigos.
- ¡Corran!
Grito como si escapara de las garras de un gran depredador, escuchamos la bocina de un carro mientras cruzamos la calle y unas malas palabras que no debo repetir. Por ahora me he escapado pero después se que me castigarán, pero para entonces ya habré visto al perro muerto y lo habré picado con un palo para saber cómo es por dentro. |
Texto agregado el 10-10-2012, y leído por 103
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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10-10-2012 |
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MUY ENTRAÑABLE, ME TRASLADÓ A MI INFANCIA, ALOS JARABES Y A LOS JUEGOS "PROHIBIDOS" ELISATAB |
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