En el instante en que cierre los ojos,
mi alma aprisionada podrá despegar.
Me aguardarán nuevas sensaciones
aunque mi aspecto humano
con sus temores vanos, tire hacia atrás.
En el momento de mi partida,
mi condición no humana, ha de añorar,
los cálidos abrazos sinceros,
de amores y afectos entrañables,
que, como viviente, no supe valorar.
Cuando ocurra lo inevitable,
mi ser altruista podrá perdonar
a quienes en algún momento hirieron mi
entrega franca, embebida de verdad.
Cuando descanse en mi eterno lecho,
espero que el tiempo pueda calmar
mis pasiones mal encaminadas,
con las que afecté, sensibilidades claras,
con estos locos raptos de animalidad.
Al ser arrancado de la vida,
acaso la incertidumbre me va a inundar.
Puede que los ángeles vengan a guiarme
o, el maligno eterno me pase a buscar.
Legui
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