Esa brisa que tarde a tarde
irreverente ronda mi ventana,
esa confusión que perturba
el oculto secreto de mi pesar
dormido en la calma de mis sueños,
esa búsqueda ansiosa que invade mi espacio
en unión del silencio, el ocaso y la aurora,
solo es el viento que busca un refugio.
Ese amanecer en letargo
esa alianza de albor y rocío
ese beso que habita en el sol
ese manantial que clama tu presencia
ese universo que invoca tu luz,
invade el espacio de bruma
incierta plegaria bajo un manto de nubes,
solo es el viento que busca un refugio.
Ese beso, esa caricia que el sol anida
arrebata la ternura de mi voz
percibe tus pasos, quietud del sosiego
del valle, la montaña, en cada flor
aromas del alba de ceibo y jazmín,
esa luna traviesa y esquiva
que niega su belleza al sol
solo es el viento que busca un refugio.
Presiento tus pasos, susurro tu nombre
entono una copla de antiguas costumbres
un eco de arrullo, requiebro y delirio
preludio y ocaso de la sin razón
evoco tus manos, tu embrujo, tu vuelo
tu canto, tu risa, perdidas nostalgias
tu siembra y cosecha, tus lirios morados,
y solo es el viento que busca un refugio.
Irrumpe entre nubes un halo de luz
azul es la brisa y verde la hiedra,
oscura y sombría mi alcoba, mi espera
distantes tus ojos que nunca me vieron
en cumbres nevadas tu sombra, tu voz,
tan solo es el viento que busca un refugio.
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