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Inicio / Cuenteros Locales / Donseba / El aparecido del río

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Ese día por la tarde había estado en casa de mis abuelos.Estrenaba una bicicleta nueva,que en mi imaginación de adolescente venía a ser algo así como un lujoso automóvil último modelo.Para llegar hasta allí tuve que pedalear a lo largo de un sinuoso y polvoriento camino.La tarde había transcurrido apasible y del hermoso sol vespertino apenas quedaban unos retazos anaranjados en el horizonte.Noche ya me preperé a regresar por el mismo sendero que me había traido.Mi abuelo me obsequió un apetitoso pan que cargué en la parrilla de mi ciclo.Me despedí y me fui canturreando una alegre canción bajo un cielo límpido en donde fulguraban las primeras estrellas,como puntitos luminosos,en un firmamento gris.A poco de haber recorrido unos quinientos metros recordé que en el trayecto para llegar a mi casa y no lejos de allí,enclavado en las mismas riberas del río y a un lado y muy cerca de la vía se alzaba el cementerio,lleno de panteones,bóvedas,cruces y obeliscos. Atesoraba, en su sagrado antro, generaciones completas de individuos de diversas procedencias étnicas y estamento social.Las tumbas de los pobretones enterrados al fondo,en fosas excavadas directamente en la tierra,sin más distintivo que una cruz de madera,habían desaparecido entre yerbajos y malezas.A nadie interesaba estas tumbas abandonadas,nadie se preocupaba por limpiar y despejar de malas hierbas esta triste porción del campo santo,es más,habíanse declarado en venta estas porciones de terreno ,sin tener en cuenta que ellas servían de reposo a exiguos restos humanos.No hubo litigios aparentes por esta torpe decisión.Los familiares descendientes de los difuntos nunca se dieron por enterados de la tal decisión.Sin embargo de un tiempo acá eran más numerosos los testimonios de vecinos que coincidían en haber visto luces de diferentes tamaños y colores vagando en los predios del cementerio y hasta hubo quien afirmó haber escuchado,para aquellos lados,sonido de cadenas arrastradas y de voces como brotadas de las mismísimas extrañas de la tierra.Como la mayoría de los lugareños aún no habíanse despojado de sus creencias,superticiones y obscurantismo tan arraigadas en la población del campo,dieron crédito a estos rumores y daban por sentado que las tales manifestaciones eran almas en pena que purgaban largas condenas en el infierno por pecados cometidos en vida de sus difuntos y como es cosa conocida que no hay nada más parecido al infierno que el ambiente caldeado de contradicciones y violencia que se vive en la propia tierra y de la que es protagonista el propio ser humano,nada mejor para estas almas en pena que arrastrar su inmisericorde condena mezclándose en el sucio ámbito de las poblaciones humanas, en donde nunca faltaba una discusión,una bronca,una reyerta,una traición,una injusticia o un crimen.Sin embargo nadie asoció este inusual comportamiento de apariciones ináuditas con el desarraigo que se pretendía al vender los terrenos de aquellas tumbas perdidas.Tácitamente los vecinos adoptaron medidas para evitar desagradables encuentros,por ello lo más común fuera que al transitar por aquella vía, de noche, lo hicieran acompañados.Yo era ajeno a estos desafueros,ni conocía siquiera estos relatos,ni creía en apariciones,ni en luces divinas,ni en almas en pena.Sabía de antemano que las costumbres de antaño de sepultar a las personas muertas en fosas abiertas en la propia tierra aceleraba el proceso de descomposición de la materia orgánica y que ésta desprendía un gas que se combustionaba al entrar en contacto con el oxígeno del aire y de ahí el misterio de semejantes luces y que estas luces eran llamadas fuegos fatuos y que nada tenían que ver con cosas sobrenaturales.Pero desconocía el litigio establecido por estas almas inconformes con el trato que le dispensaba la administración del cementerio a sus restos y al abandono en que lo tenían sumido sus descendientes que ni siquiera se portaban por allí a arrancar las malas hierbas y a sembrar siquiera una flor.


No obstante no tenía opciones,tendría que pasar por frente al cementerio y la noche estaba obscura.No había puente,pero el paso del río no era tan profundo,ni tan ancho y ambas barrancas estaban parejas tanto la de bajada como la de subida porque recientemente habían nivelado el camino.Decidí que, por si acaso,lo mejor sería impulsar el ciclo,cruzar el río de una embestida y con la velocidad imprimida en la bajada hacer el ascenso a la otra orilla.Así lo hice,pero fallé en mis cálculos.La llanta delantera vino a golpear el borde de una piedra que sobresalía una pulgada del lecho del río.Reboté,salí disparado hacia adelante y la bicicleta pasó de largo,por mi lado,cayéndo estrepitosamente en el río mientra yo hacía otro tanto.Quedé aturdido unos instantes,me mojé todo,pero ni siquiera tuve un rasguño o contusión.Decidí que ya no era necesario apurarse,que de nada valía huir de lo desconocido y de la obscuridad.Era verano,el agua estaba fresca.Sentado en el paso,tal como terminó mi caida pude mirar, sin temores, a mi alrededor,todo estaba obscuro,intensamente obscuro asentuado este detalle por las frondas de los árbles que crecían en el mismo meandro de la via fluvial.Daba la impresión de estar en el fondo de una caverna.El cementerio estaba allá arriba sobre la barranca,pero no divicé ninguna luz,sonido o aparición.Me levanté chorreando agua,fui por el ciclo,cuando estaba a punto de tomarlo y sacarla de entre las aguas,escuché una voz a mis espaldas que solícitamente me dijo:¿te ayudo?Miré en dirección hacia donde provenía la voz,pero no vi nada,sólo obscuridad.Un escalofrio agudo me recorrió todo el cuerpo,erizándome los bellos de la piel,en algún momento principié a castañetear incontrolablemente.Lo que había tratado de evitar pasando raudo por allí estaba a punto de ocurrir: iba a ser víctima de algún fantasma burlón.Estaba asustado,sin embargo,aún asi me resistía a creer en apariciones porque sabía de antemano que los fantasmas no existen porque asi me lo habían hecho saber en la escuela y hasta mis propios padres.Las apariciones y fantasmas son siempre fruto de la imaginación del hombre…pero…y si estaban equivocados…Esperé quieto e hice un esfuerzo por mantenerme ecuánime.Volví a escuchar la voz:¿que si te ayudo?Miré de nuevo y ya no tuve dudas:la silueta de un jinete y su cabalgadura se divisaba en la ribera opuesta.Respiré aliviado,era evidente que estaba en presencia de lo humano.Gracias,estoy bién,le respondí al desconocido mientras levantaba, definitivamente, el ciclo.El pan habíase convertido en una esponja y resumía tanta agua como mi vestimenta.Me encaminé hacia lo alto llevando de la mano la bicicleta.El jinete me seguía a corta distancia detrás de mi.Eres el hijo de Chicho¿verdad? Si…cómo lo sabes ...¿Acaso me conoces? Si,por supuesto,hace mucho tiempo los veo pasar por aquí.Y…¿Dónde vives tú? Allí encima,en la barranca opuesta.No le temes el vivir tan cerca del cementerio.Pues no…yo no creo en apariciones,ni soy como tú que te caes de la bicicleta y te mojas todo por huirle a los fantasmas,los fantasmas no existen.Eso mismo creo yo,lo que sucede,dije fanfarroneando, es que quise pasar rápido,para con el mismo impulso subir hasta acá,el problema fue que tropecé con una piedra en el fondo y perdí el equilibrio.¿Qué tiempo hace que vives por aqui? Volvi a preguntar.Oh... hace mucho tiempo,pero estoy enojado porque nos quieren desalojar para vender nuestra tierra.Cómo dices…Hace mucho tiempo que no hay desalojos,eso quedó en el pasado.El jinete cabalgaba a mi lado y la conversación se iba tornando amena y hasta me sentí más tranquilo porque iba acompañado.Hice una breve parada y monté nuevamente mi ciclo y había comenzado a pedalear lentamente para no alejarme demasiado de mi ocasional compañero de viaje ¿Qué tiempo hace que ocupas esa tierra?Insistí.Bueno…ya hace aproximadamente unos setenta y cinco años.Setenta y cinco años!Exclamé.Si..afirmó el desconocido,exactamente el tiempo que llevo de enterrado.

Texto agregado el 08-10-2012, y leído por 270 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
06-01-2013 Muy bueno, me gustó leerle. Un saludo cordial.***** Mayte2
01-01-2013 Absolutamente genial! no sabia lo de los fuegos fatuos, aunque habia escuchado de las luces.... :D. Definitivamente tienes el don hijadezeus
14-11-2012 me encantó leerte brother felicidades, escribes fantástico. Deguste con tu historia. Saludos. ruller
14-10-2012 Me gustó la historia. Muy bien narrada y con el uso brillante de las palabras. Es un cuento estupendo. Gracias por publicarlo. Felicidades. elpinero
14-10-2012 Y pensar que sucede así, pero solo lo sabe y lo cree al que le pasa, si no, parece un cuento. En los pueblos se persigan al tener que pasar por cementerios, aunque nunca han visto nada.... AZULIZ
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