Hoy el Tiempo vuelve a ser el de ayer, el de mañana, discurre sin avanzar por nuestras mentes, entre guerras y desolación, por nuestros falsos recuerdos, por el olvido de vivencias tristes, evocando olores y sabores que engañan a la memoria, trazando nuestro pasado erróneo, modificando la marcha inexorable de Natura, siempre más fuerte, siempre viviendo en el Tao.
Él domina el Cielo, el Cielo domina la Tierra, y Ella, como siempre atrás y adelante, domina al hombre.
Este cree dominar la naturaleza, en la creencia falsa de que los animales yerran en su devenir, y creyendo, ilusos, que la creída raza superior, dominará el Universo mutable, ante quién somos un comino insignificante, donde el futuro no llegó y el pasado es la propia eternidad.
Detrás del "mirror" de las alicias, Felicidad, que transcurre en el momento que no existe tiempo (inventado por mentes atrofiadas, creídas, aunque no llegaban a distinguir sus propias manos, si derecha o siniestra), observa consternada la estupidez de las hordas que se dirigen al precipicio.
Espíritus siniestros cuasi almas, vanos en su materia polvorienta que camina a soterrarse.
Al fin el Universo, el Mundo, el Yin y el Yang, devolverán el equilibrio por el Tao, y Dios volverá a su construcción, eterna construcción, y el hombre volverá a plantar la semilla del Mal, y esta crecerá hasta la próxima renovación del Ser, por el Tao.
(Cafetería Tempus) |