Azul, siempre azul... chorrean paredes, inundando suelos y miradas. Azules que se dispersan en vapores blancos en la rotura de las rocas donde juegan niños y se posan miradas, mis ojos se trasladan a las mujeres arropadas, embebidas en no se que sueños.
Quisiera que me contaseis, con palabras, que os dicen esas telas que os cubren y velan a los ojos de los otros los tesoros de las aguas atlánticas repletas de viajes mudos, de silencios dolorosos, sin viento que los apacigüe.
Decidme hermanas, mujeres silenciadas que pensáis cuando se cruzan furtivas nuestras miradas y, una levísima sonrisa nos compincha en pensares de mares de ida y vuelta, sin que medie una palabra entendemos las dudas compartidas, a veces ni siquiera pensadas por el dolor que genera el molino del silencio, ese silencio de bocas, de corazones , de palabras ahogadas...
Estas mujeres del azul, fuertes, amuralladas con grilletes en sus cuerpos, en sus miradas...
A las madres de Rachid y Mohammed. Ellos desean que salgais del silencio.
Assilah, octubre de 2012. |