HORA DE ASUMIR RESPONSABILIDADES.

(Narrativa breve)
Por: Daniel O. Jobbel.-


A propósito del cuento anterior hago incapié en esta narrativa. Un breve ensayo. Un matiz diferente. El término matiz puede hacer referencia a esa vieja expresión de Ley Campoamor que se usa a modo de metáfora, o de recurso retórico, todo es según el color del cristal con se mire.
La consigna no es nueva. Se ha gastado tanto papel, tanta tinta. Pero quizás ayude y no sea un bollo y al cesto: Sinónimo de la falta de educación. Desde comienzos de siglo XX que se especificó casi diariamente que la familia debería acercarse a la escuela y la necesidad de que la comunidad entera participe en lo que se ha definido como Campaña Nacional de Alfabetización o como se llame. Varios nombres y entes han querido contribuir al flagelo que es la deserción escolar, y han fenecido en su intento. Hasta ahora cero a nivel ejecutivo. Nula expectativa. Los chicos siguen en la calle oliendo bolsitas con poxiran.
Pero esa familia, que necesita además de alfabetización, un vivir digno, ¿es la que se acerca a la escuela? Es el parasito de la pobreza lo que la inhibe a llegarse. Otros factores externos complican este matiz. Esos chicos que no concurren a las aulas son reclutados, son contaminados por especimenes inescrupulosos que manejan mafias dentro del mismo habitat. ¡Que van a ir a la escuela! Si la tiene fácil. Aunque los condenen, les peguen por no traer un peso, y ellos no supiesen del mal que los aqueja. La gota de la ignorancia también erosiona.
La acción recíproca de la comunidad y escuela puede ayudar, ciertamente, a descender las cifras de la deserción escolar si –como lo han aconsejado recientemente- los ciudadanos colaboran en ubicar el flagelo, o sea ubicar al niño y reencaminarlo hacia las aulas. ¿Pueden salvar al protagonista en cuestión? Levantando paredes, comprando muebles, cambiando vidrios como estoicamente lo hacen los componentes de las cooperativas escolares. Todo ayuda, pero si no se trata el flagelo de raíz, de nada sirve lo otro.
No solo es mejores pisos, paredes revocadas, un marco digno ambiental para que el chico tenga un desarrollo escolar como corresponde. Todo eso se reduce a ‘perogrulladas’ si no se logra salvar el elemento humano para y por quién lo hace.
La escuela argentina, quizás hoy es una de las más críticas. Tiene una situación límite. Los docentes tienen que lidiar con la violencia y la miseria doméstica de los alumnos y la falta de responsabilidad de parte de los administradores de turno.
La pobreza y la marginación social afectan a una enorme cantidad de menores. Postergados al desamparo más radical, en muchos casos sin familia ni espacio de contención, es cada vez más frecuente que estos chicos queden atrapados en el circuito de las adicciones.
Desgraciadamente, los presupuestos no son de los mejores, aunque sea mucho los que se pueda hacer por la situación de crisis que estamos viviendo. Crisis moral o de buenas costumbres. Como se llame. Pero crisis. Siempre fue menester advertir que se trata de una situación coyuntural y que en poco tiempo los gobiernos podrían revertir.
Al analizar el tema de la deserción escolar, todos los responsables de este ámbito de enseñanza media, se han pronunciado a favor de hechos concretos, de responsabilidades asumidas, para superar este mal. Se crearon comedores, con la copa de leche, con la necesidad de robustecer la esencia misma, la de solidaridad y justicia que merecen.
Los pronunciamientos ayudan a comprender que las causas de la deserción escolar están insertas en distintos aspectos de la vida nacional, principalmente en la situación socio- económica. Si un chico en su casa no come. Difícilmente pueda lograr una educación ecuánime. El flagelo se dá en las zonas periféricas, donde familias muy alejadas de la realidad cotidiana, villas miserias, indígenas, grupos en lugares desérticos, no han comprendido la necesidad de la enseñanza.
Ciertos grupos padecen la dejadez típica de la ignorancia. Dejadez que debería ser combatida en las zonas que se detecten con campañas pensadas por individuos ínter disciplinados en conjunto, porque aún a la necesidad de educación, acusan además la de salud y la planificación familiar. La violencia cada vez se lleva más víctimas. Son ellos los chicos.
Viene al caso observar, los estudios están abocados como siempre, bajo la responsabilidad de simples decentes dentro del sistema. Nada de expertos, estúpidos disciplinados de la política. No es complicado. Es tener y ejercer voluntad política. Quién la tenga que la ofrezca.
¿Porqué no tomar banderas contra la deserción escolar? Quizás en forma de ONG. Hay Organismos para lucha contra el cáncer, el sida, la drogadicción, ¿por qué no contra la deserción escolar? ¿Que oscuro negocio hay detrás que no se protege a los menores? Claro no es fácil para los comunes como nosotros. Pero ahora que echamos el buque al agua, ¿por qué no navegar?...-