¡Escuchadme! No nos desplazaran, aunque tengamos los pies heridos
No lo harán mientras podamos gatear, aun que nos maten de hambre
No nos desplazaran mientras podamos gritar los corazones corroídos
No lo harán mientras estemos vivos, mientras tengamos sangre.
¡Escuchadme! No nos sacaran sino en cadáver, con los bolsillos vacíos
Sin ojos, en despojos; sin risas, con misas, a obscuras, sin suerte
No lo harán sino en sombras, sin alma, sin líos, vistiendo cuerpos baldíos,
arrastrados por callejones siniestros, pincelando con la piel muerte.
Escuchad, que la voz deja mi cuerpo antes que dejar mi hogar
y de aquí solo me sacas muerto, sin uñas, sin dientes, sin aliento;
De aquí solo me sacas muerto, sin reservas, sin reductos y sin miedo. |