NEWEN
Inicio...Hugodemerlo
Quienes estuvieron presentes en el río cuando lo vieron nacer, observaron con asombro, su llegada al mundo con los ojos abiertos de par en par, como enormes ventanales hacia el extenso valle; sus bellos e intensos ojos
de negro azabache, buscaron de inmediato las imponentes montañas que
invitaron a dormir al sol, y al umbrío despertar de la noche.
Nació Newen, hijo de Katriel, "el guerrero" y nieto de kimbue, el más grande de todos los hechiceros conocidos hasta entonces más allá de las montañas, cruzando lagos y extensos valles, hasta donde la tierra termina, se mezcla con la arena y comienza el extenso mar.
Con el pasar de los años, Newen aprendió de su abuelo el arte de la magia pura y milenaria, del hechizo y el encanto, de la combinación de yuyos y minerales, el caminar como una sombra entre medio de la gente, de elevarse de la tierra y alcanzar el cielo, de atrapar las almas con la palabra y el corazón con la mirada.
Pero Newen nació con algo más que eso, con un poder absoluto de la mente, alcanzó la habilidad de manejar a su antojo hombres, bestias, y mujeres.
Kimbue, muy pronto se dio cuenta del poder que en él crecía día a día, año tras año. Llegando a dominar los cuatro elementos de la naturaleza, haciendo más frescos los veranos y más calidos los inviernos, para el asombro y beneficio de la aldea.
Supieron entonces, que estaban en presencia del más grande hechicero de todos los tiempos.
Y viajó su nombre como el agua del río, inundando de mágicas historias e increíbles hazañas a todos los pueblos, aún, más allá del extenso valle, más allá de donde se juntan el río y el mar...
Sobre la cresta de las olas viajó su fama, y salpicaron su nombre en la isla… de Manhattan.
Remontó en una suave brisa que lo llevó al oído de una hermosa muchacha ingresando por la ventana abierta de su alcoba, donde dormitaba plácidamente y desnuda entre las sabanas que dejaban vislumbrar las generosas curvas de un armonioso y geométrico cuerpo.
La brisa llegó como el sonido de una caracola de mar, susurrando muy suavemente el eco de su nombre…Newen, Newen, Newen.
La muchacha abrió remisamente los ojos, arqueó las cejas e instantáneamente su cabello color castaño, se tiñó de rojo…
Desarrollo…musas-muertas
Isla, era una muchacha especial. Había percibido la magia de Newen casi como una presencia física. Lejos de asustarse abrazó el influjo de la voz y abrió su alma al llamado aceptándolo.
Tres semanas después el vuelo 954 de American Airlines aterrizaba puntual a las 6:05 en el aeropuerto John F. Kennedy en New York. Una hora después un "Yellow cab" trasladaba a Newen al Hells Kitchen en Manhattan.
Newen tocó el timbre del portero eléctrico. A su espalda una voz cristalina le pregunto en perfecto español.
- ¿Ah llegaste? te estaba esperando.
Newen giro sobre sus talones anticipando su presencia y allí estaba ella. Más bella aún de lo que imaginaba.
Ensayo una sonrisa que solo provoco una alegre risa en ella. Tomando el control y sacudiendo a un costado su hermoso cabello castaño le dijo.
- Yo sentí tu nombre en la noche hace un tiempo, Isla, es mi nombre y si no me equivoco el tuyo es Newen.
Newen clavó sus ojos azabache en ella y vio que el aura de Isla brillaba igual que su propia aura. Las posibilidades que dos almas vibren en la exacta misma frecuencia en todo el universo eran prácticamente imposibles pero las casualidades no existen. Todavía turbado comenzó titubeando.
- Si, soy Newen - y extendió su mano. Ella lo miró divertida, le tomó la mano y le dio un breve beso en los labios interrumpiendo su presentación.
- Vamos , tengo hambre y tenemos que ponernos al día, hay un "Subway" aquí al frente y tenemos mucho que hablar. - Y tomándolo de la mano lo llevó al local de comidas rápidas.
Contar una vida (aún una joven vida como la de Newen) llevaría fácilmente un día, contar dos vidas sobre todo de seres tan especiales como ellos no menos de una semana. Sin embargo tomados de sus manos, sus mentes sintonizaban memorias y recuerdos a una velocidad que las palabras jamás podrían alcanzar. Dos horas después Newen sentía que había compartido su intimidad y recibido la de ella como no lo había hecho jamás con ser alguno. Al final de la conversación, Newen le reveló que estaba tras la pista de un asesino despiadado. y le confió a Isla todo lo que sabía del caso.
Ven acompáñame! - dijo Isla interrumpiendo la conversación - debo buscar ropa, salimos de viaje.
- ¿Tu? ¿De viaje? ¿A dónde? ¿Con quién? - Dijo Newen siguiéndola a su apartamento.
- Si, si, a España y contigo... en ese orden - dijo ella sonriéndole y cerrando la puerta tras él.
Comenzó a quitarse la ropa mientras le explicaba.
- Puedo y voy a ayudarte. Según me cuentas estas detrás de un formidable asesino, la última vez que asesinó fue en Madrid.... - Isla estaba en ropa interior y continuaba desvistiéndose y hablando casualmente con total ingenuidad y sin ningún pudor.
- Entonces solo tenemos que ir al lugar donde asesino últimamente, yo puedo viajar en el tiempo... - Y se quitó el corpiño - Y así presenciar el crimen, claro, no puedo impedirlo por más que quisiera... - Continuo hablando mientras se quitaba la bombacha y por alguna extraña razón el cabello se le volvía rojo como el fuego.
- Entonces, conociendo su identidad podremos eliminarlo - Concluyó, y sin mediar palabras procedió a desvestir a Newen besándolo, y luego se amaron apasionadamente.
Seis horas después el vuelo de Iberia partía de Nueva York con destino a Madrid. Ninguno de los dos se percato de la presencia de una joven de gafas que se sentó tres filas detrás de ellos y que no les quito los ojos de encima en todo el viaje.
Final…Ignus
El vuelo era tan calmo que adormecía, e Isla no era muy conversadora. Newen se sentía tranquilo y recién entonces pudo dedicarse a pensar un poco en los vertiginosos acontecimientos de las últimas horas.
¿Quién era Isla? Más allá de la “comunicación de auras” que habían tenido, y luego de haberla sentido en su interior como a nadie, él todavía no lograba explicarse muchas cosas sobre ella. ¿Por qué quería ayudarlo? ¿Cómo es que apareció tan de repente, justo en el momento en que él más necesitaba una ayuda para defenderse del asesino a quien perseguía?
Newen había entrado a su alma. Pero… ¿qué había descubierto allí? Muy poco, según ahora lograba recordar. Sólo una gran tristeza. El alma de Isla estaba repleta de tristeza.
Esta revelación golpeó fuertemente el interior mapuche de Newen. Siendo él un simple muchacho indio, el descaro de Isla en su departamento al quitarse la ropa tan naturalmente como si lo conociera en forma íntima lo había abrumado y sorprendido. Pero luego de recordar la pesadumbre interna de la chica, su corazón se enterneció enormemente.
Observó a Isla, que con la mirada perdida parecía meditar en un punto muy lejano de aquel lugar donde se encontraban, en medio del atlántico.
Pensó en decirle algo. Sentía la necesidad de expresar lo que sentía su aturdido corazón, por aquella muchacha insolente y desenfadada que había enloquecido por completo sus sentidos.
- Isla… Creo que te…
Y esas fueron todas las palabras que pudo articular, porque de repente el avión se sacudió violentamente, arrojando de sus asientos a los pasajeros desprevenidos. Las mascarillas de oxígeno cayeron inmediatamente, y el caos reinó en aquella cabina.
Pocos instantes después, se abrió la puerta de la cabina de comando, y el piloto, habló a los pasajeros.
En medio del caos, Newen había logrado controlar sus emociones y se encontraba en absoluta calma. Por eso es que notó que extrañamente el piloto estaba vestido con un traje de color blanco inmaculado, y que llevaba varias pulseras de oro en sus muñecas. Además traía colocadas gafas de sol. Pese la singular apariencia del hombre, los pasajeros mantuvieron durante unos instantes una tensa calma, a fines de escuchar lo que tenía que decir.
- Señores pasajeros: hemos tenido una pequeña turbulencia, debido fundamentalmente a que el parabrisas frontal del avión ha sido destruido. Esto sucedió en el momento preciso en que arrojé al comandante al vacío. Lamentablemente para algunos, este avión seguramente se estrellará, pero confió en que todos ustedes se queden tranquilos en sus asientos, para que yo pueda completar lo que he venido a hacer aquí. –Luego de bajarse un poco las gafas, y dejar asomar unos ojos de color dorado intenso, agregó: -¿ENTENDIDO?.
Los pasajeros respondieron al unísono: “¡Si señor!”. Y tranquilamente volvieron a ocupar sus asientos.
Newen observaba todo y recién ahora comenzaba a comprender. Ese hombre era Alvar Cruz. El “Señor de la Muerte”. Esos ojos dorados eran su firma, y con ellos era capaz de controlar a cualquiera a placer. Newen dedujo que cuando dijo “completar lo que he venido a hacer aquí“, se refería a que venía a asesinarlo.
Fue entonces que sintió aquella presión en su cintura. Isla le estaba apuntando con una extraña pistola, que se parecía muchísimo a una pistola de rayos sacada de alguna historia de ciencia ficción.
- Puedo viajar en el tiempo, ¿recuerdas? –Dijo ella. – He traído esta arma del futuro, y puedo asegurarte que no te gustará que te dispare.
En ese momento, una chica de gafas que se encontraba algunos asientos por detrás de ellos se puso de pie y gritó:
- ¡Osla!. ¡Detente!
- ¡Ah! ¡Hola hermana! ¡Que bonito novio tenías escondido! Un poco inocente, pero bonito al fin. Espero que no te moleste que te lo haya “usado” un poco. Él nunca se dio cuenta, después de todo somos gemelas…
Ahora Isla comprendía por qué Newen nunca había llegado a la “cita aural” de aquella noche en el hotel. Su hermana Osla se había hecho pasar por ella, y lo había interceptado luego de que Newen presionara el timbre de la puerta. Isla recordó haber salido al escuchar que llamaban, pero no encontró a nadie afuera. Sin embargo por pura coincidencia los vio en el local de comidas rápidas, y los siguió sin ser vista. Luego fue fácil averiguar el vuelo en el que partirían. Isla era una experta en informática, y la base de datos de la compañía de vuelos no representó ningún obstáculo a su talento.
Alvar Cruz comenzó a avanzar por el pasillo, en dirección a Newen. El muchacho, no sabía exactamente cómo defenderse del villano, porque si bien podía controlar el pensamiento de los demás, el asesino tenía un poder tan grande que Newen no tendría oportunidad, excepto que lo encontrara desprevenido.
Al pasar Alvar Cruz junto a Osla, le dijo: “Dame el arma”, y se la arrebató de un tirón.
El cabello de ambas hermanas cambió de color inmediatamente, de castaño a rojo intenso. Parecían arder en llamas.
Pero Alvar, lejos de dispararle a Newen, le dijo a Osla: “Vigílalo”, y se dirigió decididamente hacia Isla.
Osla se mostró sorprendida entonces, y le dijo a Cruz:
- ¡Hey!. ¡Qué estás haciendo!. ¡Me dijiste que querías matar a este indio y te lo traje aquí. ¿Qué quieres con mi hermana?.
- Mi verdadera misión, el “Proyecto Isla”, consiste en asesinar a tu hermana, no sin antes absorber sus capacidades extra-normales utilizando este capacitor multi-aural. –Dijo, extrayendo de entre sus ropas una cajita de plástico azul.
- ¡Me has engañado, maldito!, dijo Osla.
Alvar entonces se volvió hacia ella, y con la mano derecha la sujetó del cuello, levantándola treinta centímetros del piso.
Osla se debatía furiosamente, pero no lograba zafarse, y la fuerza de Cruz en su garganta le estaba quitando el aire.
Isla se preparó para enfrentar al malvado, aunque sabía que no tendría muchas opciones contra su inmenso poder.
Alvar se quitó las gafas, y sus ojos dorados invadieron toda la cabina. Parecían dominar absolutamente todo en derredor.
Los pasajeros que estaban más cerca de Isla se pusieron de pie involuntariamente (controlados por Cruz), y dos sujetaron fuertemente a Isla de los brazos, mientras un tercero se colocó detrás de ella, tomándola del cuello con un brazo.
Así inmovilizada, la chica era absolutamente vulnerable. En su mente nunca cabría lastimar a uno de los inocentes pasajeros.
Alvar Cruz entonces, sujetando el arma con la mano izquierda, la apuntó directamente hacia Isla. Tuvo la precaución de colocar primero la cajita azul en un compartimiento del arma que parecía preparado especialmente para eso.
- Al dispararte con esta arma, se activará simultáneamente el capacitor. Mientras vayas perdiendo lentamente la vida (te aseguro que para mi placer será verdaderamente doloroso para ti), el capacitor multi-aural irá absorbiendo tus poderes, que de todas formas ya no utilizarás.
Newen observaba todo con real impotencia. Hubiera querido saltar sobre el asesino, pero sabía que él se lo sacaría de encima sacudiéndolo como si fuera un insecto.
Fue entonces que descubrió algo sorprendente: En la muñeca derecha, (la que sujetaba a Osla), Alvar traía entre tantas pulseras, una de aquellas que Newen entregaba a sus “clientes” en la feria de Plaza Francia. Esas pulseras eran el nexo que permitía que Newen tuviera el control de quien la llevara.
Seguramente el asesino se la habría quitado a alguna de sus víctimas, pero Newen vio una oportunidad de cambiar un poco las cosas.
Se concentró. Invocó a todos los espíritus de los ancianos mapuches que ahora descansaban en el prado, junto al río de su ciudad natal. Sin dejar de observar la mano de Cruz, concentró toda su fuerza y toda la energía que le estaba siendo entregada por sus antepasados en aquellos dedos que como tenazas sujetaban el cuello de Osla.
Contra la voluntad de Alvar, su mano comenzó a abrirse.
Cuando Osla sintió que podía liberarse, se sacudió con sus últimas fuerzas y logró zafarse de la garra que la tenía atenazada. Enseguida saltó en dirección a Alvar, con la agilidad de un gato, y sujetó la mano que sostenía el arma al grito de “¡Con mi hermana no te metes!”.
Alvar Cruz presionó el gatillo, y se separó inmediatamente de Osla.
Newen aprovechó la oportunidad y el desconcierto de Alvar, para saltar sobre su cuello y sujetarlo con toda la fuerza que sus jóvenes brazos podían desarrollar.
Lo que sucedía delante de ellos era difícil de relatar: Frente a la mirada de Isla, a quien las lágrimas se le escapaban sin control, Osla estaba deshaciéndose poco a poco, convirtiéndose su esbelta figura en una masa informe que se escurría por el piso.
Osla, (o lo que quedaba de ella), con su último aliento murmuró unas palabras hacia Isla:
- Te quiero, maldita estúpida.
- Yo también hermanita… dijo Isla sin poder parar de llorar.
A todo esto, Newen había dominado lo suficiente a Alvar como para quitarle el arma, y se encontraba forcejeando con él.
Isla estaba demasiado conmocionada como para poder reaccionar. Sin embargo, se daba cuenta de que sentía cada golpe que Alvar le propinaba a Newen. Era extraordinario, pero evidentemente, sus auras vibraban en la misma amplitud. Cosa que hasta ahora sólo le había sucedido con su hermana.
Isla se dio cuenta entonces de que Newen debía ser… ¡No!. ¡No era posible!.
Newen en mapuche significa “Fuerza” o “Energía” Y él había sido considerado entre sus pares como el más grande hechicero que jamás haya existido.
Su inexplicable “energía” sólo podía provenir de un sitio. De un lugar que Isla conocía muy bien. ¡Una grieta espacio-tiempo! Y eso sólo podía significar que Newen también debía ser originario de Aroluna, el planeta nativo de Isla. ¡Newen era uno de los suyos!.
Mientras tanto, Alvar Cruz y Newen seguían trenzados en lucha. La pistola había caído en el suelo, pero ninguno de ellos estaba lo suficientemente cerca como para poder alcanzarla.
Isla se acercó lentamente, ante la mirada de ambos contrincantes, y tomó el arma del suelo. Sujetando la pistola con decisión, la apunto directamente a su sien. Los dorados ojos de Alvar la observaban fijamente.
- Si no me sueltas, haré que ella se dispare –advirtió Cruz a Newen.
- ¡Lo hará de todos modos Newen!. -Dijo Isla, -olvídate de mí. ¡Acaba con ese maldito!.
Isla movió su mano hacia la derecha, y disparó sobre el fuselaje. Una enorme brecha se abrió sobre una pared del avión. Algunos pasajeros también fueron carbonizados por el disparo. Luego Isla volvió a apuntar el arma a su sien.
- El próximo disparo acabará con tu amiguita. –Advirtió Alvar Cruz.
Newen lentamente se separó de él, y dando un paso hacia atrás levantó las manos dando a entender que se rendía. Una lágrima corría por la mejilla de Isla.
Alvar Cruz entonces tomó el arma de las manos de Isla, y apuntó a ambos.
Newen e Isla se miraron. Para ellos, bastaba una mirada para reconocer la frecuencia de variación de sus auras. El mensaje que se transmitieron fue claro:
¡Ahora!.
Ambos se precipitaron a la vez sobre Alvar Cruz, que no alcanzó a reaccionar a tiempo. El empujón que le propinaron lo arrojó por el agujero del fuselaje. Muy pocos instantes después, era absorbido por una de las turbinas del avión. De Alvar sólo quedó una mancha roja en la pared externa del avión y una turbina inutilizada.
Newen e Isla se miraron. ¡Había que salvar a toda esa gente!.
Los pasajeros, habiendo perdido el influjo de Alvar Cruz volvieron a tener conciencia propia, y comenzaron a desesperarse al notar la situación en que el avión se encontraba.
Entonces fue que Isla le explicó a Newen sobre sus dudas acerca de la procedencia del muchacho mapuche.
- No tenemos tiempo, Isla, ¡debemos salvar a los pasajeros!.
- Pero Newen, debo explicarte esto para que podamos hacerlo. ¿Nunca te hablaron de que cuando tu naciste hubo una gran luz que parecía haber abierto la noche en dos?. ¿No te hablaron de nada parecido Newen?.
- Bueno, mi abuelo siempre decía que cuando yo nací, la oscuridad de la noche se volvió fuego y una centella de plata atravesó velozmente el mar. Me dijo que al momento de nacer, mis ojos brillaban con luz propia y mi cabello era rojo como el fuego.
A Isla le brillaban los ojos:
-¡Por supuesto!. ¡Así es como interpretaría una abertura espacio-tiempo un indio que jamás la hubiera visto!. Newen, debes ayudarme, ya sé como salvar a los pasajeros.
Entonces Isla volvió a “conectar” con la mente de Newen. Sólo quienes pertenecían a su raza tenían esa capacidad de sincronizar sus auras y “hablar” a la velocidad del pensamiento.
Pocos instantes después, Newen ya sabía lo que harían entre los dos: La fuerza y la enorme energía de Newen combinadas con la de Isla, podrían abrir una abertura espacio-tiempo suficientemente grande como para que quepa el avión, y volver a Aroluna.
Ambos se dirigieron hacia la cabina de pilotaje del avión. Extendieron sus manos hacia delante, y se concentraron. El cabello de Isla inmediatamente se volvió rojo. Los ojos de Newen comenzaron a brillar con un fulgor de color azul.
De las manos extendidas de ambos comenzó a formarse un rayo del color del arcoiris, que adelantándose al avión se arremolinaba formando un círculo casi perfecto.
El griterío de los pasajeros era ensordecedor, pero no tanto como el ruido del avión, que herido de muerte planeaba dejando a su paso parte del combustible, así como piezas del fuselaje que se desprendían a causa de la fuerza del aire.
En cuanto el avión atravesó la abertura, la misma se cerró espontáneamente con un sonido sordo, y desapareció convirtiéndose en un rocío multicolor, que pronto se difuminó en la atmósfera.
Al día siguiente publicarían los más populares periódicos y sitios web del mundo:
“Avión de Iberia desaparece misteriosamente en el mar. Se han encontrado restos del fuselaje, y se supone que el aparato ha caído, sumergiéndose en el océano. Varios equipos de rescate participan en la búsqueda de los restos”.
Joseph Harrison era un científico reconocido que pidió ser parte del equipo de rescate. Simuló para esto ser familiar de uno de los desaparecidos. Sin embargo él buscaba otra cosa…
Lo encontró flotando en el mar, tal como lo esperaba. Aquel dispositivo se parecía llamativamente a una pistola láser como las que se usan en las películas de ciencia ficción. El científico abrió un compartimiento de la misma, y al encontrar en su interior una pequeña cajita de plástico azul dijo notoriamente satisfecho: “Isla, Osla… Me da lo mismo. Lo que necesito fue recolectado de todos modos. Buen trabajo, Alvar, donde quiera que estés”.
FIN
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