Por y Para qué

¿Puede el destino torcer el rumbo del límite insatisfecho?
¿Puede un beso dormir sin límite de tiempo?
¿Pueden ser cenizas los leños que no se han encendidos?
¿Puede un pájaro que ha vivido enjaulado toda su vida recordar su vuelo cuando libre está?
¿Puede un espectro inexistente e imaginario provocar delirios y alucinaciones, a quienes ven su alma extraviada?
¿Puede un Ángel acechar y proteger al mismo tiempo?
¿Puede una piedra romper un cántaro si ese cántaro es también de piedra?

Para qué entonces torcer el rumbo del destino si el fuego se resiste al árido pedregal de nuestro olvido.
Para qué despertar los besos que no se han dado, si al final será nuestro destino.
Para qué imaginar espectros si nuestro delirio es amarnos.
Para qué arrojar la piedra y dañar al cántaro si es de amor construido.
Para qué tantos para qué, si los ángeles serán siempre ángeles, y los pájaros aprenderán a volar con el viento
Y los leños serán cenizas en la urgencia sensual de nuestro amor y nuestros besos.
Te Amo