Forje la costumbre de tomar los cables eléctricos y ponerlos en mi lengua para así sentir los temblores y el calor que te recorren de pies a cabeza.
Los humanoides normales tienen diferentes formas para escribir el nombre de esta sensación... Love, Amour, Amore, Lieb y muchas mas, pero la que recurre mayormente ante mis ojos cuadrados es Amor.
No recuerdo bien, puede haber sido en el colegio, o en la calle, o en esa junta de moscas suecas a la cual llegue por equivocación después de empinarme litros y litros de Agua Brava, pero me acuerdo perfectamente de la ves en que no volví a sentir esa sensación.
Era un día a medio nublar, en donde el sol quemaba solo la mitad derecha del cuerpo y los pájaros tarareaban canciones de Sandro. Fue ahí cuando la vi venir, su apariencia era espectacular, era como ver a veintisiete payasos saliendo de un Maruti, prácticamente increíble. Y ella, ella siempre digna, caminando segura y confiada.
Al llegar frente a mi, me di cuenta que sus ojitos estaban cerrados y pegados con Stic-Fix, mientras en voz baja repetía..."no quiero verte, no quiero verte, no quiero verte....". No respondía mi pregunta de el por que no llevaba puestos mis ojos, los cuales le había regalado hace ya algún tiempo, no reaccionaba a mis insultos, no respiraba en mi metro cuadrado, solo dejo de murmurar cuando le pedí que se fuera de mi casa roja, para siempre. Después de eso dio media vuelta y camino un par de cuadras solo para lanzar mis ojos hacia un basural.
Anoche trate de morder los cables, pero me di cuenta que es mas rentable vender el cobre de ellos que seguir lanzando piedras hacia su ventana. |