Me pillé con un viejo amigazo
caminando por las calles temporalmente desfasadas
de Concepción nuestra anecdótica ciudad

Unánimemente decidimos acudir a un expendio de cerveza
mientras heladas y poco costosas ideal
mesas cojas que incentivan el diálogo fluído

Dentro y velando por la conservación de su reputación
la utilización de la marihuana estaba vetada
por eso fumamos en la cuadra anterior al bar

Una vez instalados en medio de la noche compartida
el mesero junto con ofrecernos el menú
nos alertó de la existencia de cocaína para adquirir

En los baños todos y todas ingresan insistentemente
sobre el estanque hay un rollo de papel higiénico
despojada de impurezas la superficie idónea para lo esencial

Cada cual traza su propia y radiante medida
aquello se repite cada cierto tiempo
dependiendo de la consistencia y el grado de dependencia

Mientras los discos deambulan aleatóreos
y las narices se llenan de expectativas
las cervezas se multiplican con explosivo dinamismo

El amigo que nunca lo fue tanto
asegura que sus prescripciones usurpadas
son compatibles con toda la mierda que rodea a cada ser presente

Dicen los sobrinos de las toxicómanas de las páginas sociales
que dan sueño y que mezcladas son moralmente inconvenientes
otros como el que está conmigo aseguran que se adecúan al momento

Se suman los comensales alrrededor de la mesa
hay suficientes clonazepam para todos
vamos por más dicen los ojos claros que seducen entre el humo

Falta el amigo burgués de la pasta base
esa que tortura a las poblaciones que no queremos ver
la misma que se apoderó de la eucaristía popular

Pero la noche sigue y sus siluetas se desdoblan
las caras son las mismas de ayer
los nuevos son nuevos como nueva es la hora del reloj

Todo volverá a ser lo mismo y lo sé
la diferencia está donde nunca me he atrevido a buscar
afuera del bar maldito donde sueñan y comparten mis hermanos

Salgo a fumar un cigarrillo que pedí al viejo pintor ebrio
hace frío y pienso que ya es tiempo
para decidir entre la bastarda amalgama de colores

Todos me gustan, todos tienen encantos propios
aspiro y boto el humo con ansiedad
recuerdo sus ojos diciéndome: "vuelve a tu morada".

Bien marihuaneado, suficientemente duro
tranquilamente dopado, inspiradamente ebrio
me marcho hacia el apocento que me asegura lo más cierto:

Sus ojos observando estos dilatados ojos
extraviados en un bosque seductor
que sin embargo no se compara con la belleza de sus labios sobrios.-