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MENTIRAS
No va a venir. Son mentiras lo de la enfermedad y que va a tardar unos meses en reponerse. Creo que se arrepintió de sus promesas y me está dejando. La distancia que nos separa es mucha y decidí no viajar para verlo.
Hay preguntas que no puedo evitar: ¿y si es casado?, ¿y si se mudó? Todo puede ser…
Hace poco tiempo que nos conocimos y él es siempre quién viene a verme. Nunca me invitó a viajar ni a conocer a su familia y amigos.
Su enfermedad ya está pasando a un segundo plano. Ahora soy yo la complicada pues este mes no me vino el período. Si estoy embarazada, ¿qué haré sola y con un hijo?
No es necesario preocuparme tanto por una suposición, me decía, pero un hijo no era una tontería.
Pasó una semana y aun no sé nada de él y tampoco de mi período. Hoy iré al médico. No puedo seguir así, suponiendo que espero un hijo de alguien que me dice está enfermo, ¿enfermo?, ¿Qué tiene? Si espero un hijo de él ¿se hará cargo? cuantas dudas me aquejan, no puedo más, estoy enloqueciendo.
Saqué turno para el médico, voy mañana a la mañana.
- ¿tiene turno? – pregunta la secretaria.
- sí, el segundo – respondí nerviosa.
No esperé mucho, por suerte mi médico respetaba siempre los turnos
- ¿Qué te trae por aquí? - me preguntó
- Creo que estoy embarazada - respondí más nerviosa aun. Me examina y da por confirmada mis sospechas. Solo falta un análisis.
Salgo del consultorio y no sabía hacia dónde ir. Creía estar soñando, no era yo quien atravesaba esta situación.
Fui por mis análisis. El tiempo transcurrido hasta que me dieron el resultado fue eterno, yo necesitaba saber pero tenía mucho miedo.
A los dos días con los resultados en la mano vuelvo al médico. Entré ni bien llegué, no había nadie. Él mira los análisis y sonriendo me dice
- es positivo, felicitaciones – escuché esto y me desmayé.
Cuando me recuperé estaba en la camilla y el médico me hablaba con mucho cariño, así como se les habla a las futuras mamá. Me senté, lo miré y solo pude decir:
- ¿un hijo…? –
- Si, ¡un hijo! un regalo de Dios que no todas las mujeres pueden recibir -
En ese momento reaccioné y agradecí a Dios por el regalo. Ya tengo treinta años y seré mamá, no será fácil pero lograré tenerlo y ser una buena madre. ¿Y su papá? ¿Seguía enfermo?
En realidad no podía pensar mucho en él teniendo que ocuparme sola de mi hijo. Este niño ya estaba cambiando mi vida, no tengo problemas económicos, en mi trabajo me va muy bien, así que ahora solo me dedicaré a pensar en mi bebé.
Había transcurrido un mes de la presunta desaparición de él y ya no me importaba. Solo mi hijo contaba en mi vida.
Ayer se me ocurre mirar el diario antes de salir para la oficina, leo los avisos fúnebres y me quedo paralizada, él había fallecido luego de padecer una corta enfermedad. Solo sus padres participaban.
No podía creerlo, no supe qué hacer, solo se me ocurrió tirarme en la cama, llorar, pedir perdón, y decirle a mi pequeño que su papá no nos había mentido. Yo estoy segura que todo estará bien y que partió pensando en nosotros y desde el lugar donde está nos protegerá siempre.

Texto agregado el 01-10-2012, y leído por 111 visitantes. (1 voto)


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