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Inicio / Cuenteros Locales / geraldkurtt / La Séptima batalla milenaria - Las pruebas de los guardianes ( Clase de filosofía (Cáp. 02))

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Con un sobresalto poco habitual se incorporó en la cama; ¿Que había sido eso?
El reloj de la pared mostraba lo tarde que era y que se había quedado completamente dormido, si no se daba prisa no tendría tiempo de desayunar antes de ir al colegio; apartó las sábanas y buscó sentarse en la cama; cuando de pronto unos sonidos suaves llegaron a su oído.
Algo pequeño y colorado, parecido a un pequeño rubí había caído al suelo y rodado hasta cerca de la pared.
Se levantó a buscarlo y cuando regresaba ensimismado descubrió que había varios más sobre la cama, 7 pequeñas piedritas de colores con forma de gotas de agua y de un tamaño no mucho mayor; luego de mirarlas con desconcierto unos minutos las tomó apresuradamente y bajó por unas tostadas y una cocoa caliente; su mente daba vueltas sin sentido, eran las estrellas de sus sueños, pero hasta ahora los sueños eran sueños y nada más; ¿Que había sucedido…?
– ¿Que tienes ahí? – interrogó su hermana frunciendo él ceño
Ella no solía meterse en su vida, pero seguramente resultaba curioso verlo tratar de tomar las tostadas; y para untarlas con mermelada cambiar aquellas piedritas de una mano a otra.
– Oh, no es nada, sólo algo que encontré en mi cuarto – rápidamente las introdujo en él bolsillo de la camisa donde le causarían menos inconvenientes
– ¿Estás segura que son tuyas? Parecen caravanas – y ciertamente lo parecían
– Sólo es algo que encontré, no te preocupes, no son tuyas
– ¿Y para quién son? – Se retractó – Bueno, no es que me importe, sólo que quizás la conozco.
Durante unos momentos la conversación se había disparado en alguna dirección desconocida y había quedado afuera del hilo, ¿Que quería decir? De pronto se dio cuenta como si un balde de agua fría le cayera en la espalda.
– No son para nadie – tras la mirada escrutadora de su hermana se dio cuenta de que no iba por buen camino – para un compañero – su hermana entornó los ojos confundida – me pidió que las comprara por él, para que no lo reconocieran en la tienda, ya sabes, le dio vergüenza – y de esta manera dio por zanjada la discusión
– Ya veo, pues Melany va a estar muy contenta – ¿Que sucedía? Nuevamente la charla se disparaba y no lograba seguirla
– ¿Melany?
– ¿No las compraste para Kyle? él seguramente se las dará a Melany, ella a estado esperando que le hable pero parece no darse cuenta de nada
– ¿A si?
Esto era una noticia, él sabía que a Kyle le gustaba Mel, pero no que el cariño fuera correspondido, debía decírselo en cuanto lo viera; quizás él tuviera la misma suerte alguno de estos días
– Pues, espero que sean para ella, me cae simpática… – agregó cuando su hermana presionó el silencio
– A ti no te gusta, ¿Verdad? – esa habilidad de su hermana de hacer que se pusiera colorado era inigualable
Un sudor frío recorría la espalda del muchacho, es cierto que hace un año y medio le había gustado la amiga de su hermana, le lleva dos años y podía verla en los recreos mientras charlaban, alguna vez se había acercado su hermana para hablar con él y ella lo había saludado, con más cariño del usual; pero desde él principio del último curso sus pensamientos se habían dirigido hacia una compañera de grado; y había olvidado todo lo demás.
– No, claro que no me gusta – de momento descubrió que no era creíble en absoluto – quiero decir, me cae bien y sólo eso, ustedes son buenas amigas y la considero como una hermana, ¿Contenta? – ciertamente no se la veía muy convencida
– Pero antes te gustaba – ¿Como podía saberlo?
Bueno, eran hermanos y son cosas que se descubren por si mismas, él sabía cuando a su hermanita le gustaba alguno de sus amigos, lo cual inevitablemente lo ponía incómodo y trataba de deshacerse de sus visitas cuanto antes, era su cualidad de hermano protector, aunque le había costado unas cuantas desilusiones
– Y a ella le gustabas tú – Agregó rompiendo la reciente tranquilidad de Dylan
La cocina quedó en silencio, eso era más de lo que quería saber, como había llegado la conversación a ese punto y… de haberlo sabido antes… lo hecho, hecho está
– Pero como nunca la invitaste a salir; decidió pensar en alguien más. Me parece que Kyle fue una buena opción, él es simpático – finalizó el tema
– ¿Y a ti no te gusta él? – Sabía que no, pero quería vengarse por él apuro que le había hecho pasar hace unos minutos
– No, y tampoco te diré cual de tus amigos me gusta.
Como lograba hacer eso, él había intentado atraparla y había caído en su juego; se moría por la curiosidad y descubrir quién pretendía a su hermana
Pese a llevarle dos años ella sabía dominarlo de alguna manera, siempre lo había logrado, y eso le ponía realmente furioso.
– ¿De quién estas hablando? – trató de sonar amable, pero no estuvo seguro de conseguirlo
– No te lo diré, eso es cosa mía; a ti no te pregunté como se llama la chica que te gusta ¿O no? – y acentuando su mirada de suficiencia agregó – y eso que se que comparten las asignatura de filosofía
Como era posible, él había tenido cuidado de actuar absolutamente normal siempre, en clases y en su casa, solo su mejor amigo Kyle sospechaba al respecto, ¿Como podía saberlo su hermana? ¿Quién más lo sabría? Ella debió ver la confusión en sus ojos
– Es por tú letra, tú cuaderno de filosofía de este año está mas prolijo de lo habitual, no sueles prestar atención en esa asignatura porque te es muy sencilla ¿A que si? Sin embargo has tenido la dedicación en buscar las mejores notas ¿Por que sería si no quieres impresionar a alguien? Fue muy sencillo, has tenido suerte de que mamá no se enterara
– ¿Qué no me enterara de que? – María, su madre había escuchado el final de la charla y se mostraba muy interesada
– Nada Mamá, Kyle ha sacado un excelente en una prueba y no te ha querido decir nada
– Y por que no me lo dirías – Levanto los hombros con un gesto de poca importancia y la cuestión se dejo de lado – en fin, dense prisa que pronto pasará el micro – diciendo esto salió por la puerta que había entrado cargando unas cuantas tostadas y una tasa de café
– Gracias Sophye – murmuró por lo bajo
– No es nada, esas son cosas tuyas ¿No? Además tú hubieras hecho lo mismo – Dylan no contestó
No estaba seguro de si lo hubiera ocultado o no. Hizo un gesto con la mirada al reloj y apuró su cocoa, su hermana ya había terminado y estaba dejando el plato y la tasa en la bacha de la cocina
– Llegaremos tarde – haciendo un silencio y mirando la camisa de su hermano agrega – ¿No me lo muestras?
– Quizás a la vuelta – respondió comprendiendo con dificultad
– ¿No se lo darías hoy?
– Quizás no, aún me falta comprar algo, un collar a juego
– Podría ayudarte a elegirlo
– No es necesario, ya se cual será, solo tengo que ir a buscarlo al salir de clases
– Está bien – aunque no se mostraba muy contenta – deberías meterte la camisa o te retará el director
Como lograba siempre lo mismo, suerte que eran hermanos; constantemente lograba ponerlo en ridículo, pero tenía la delicadeza de no hacerlo en público, a menos que la hubiera hecho enfadar, claro; con cuidado se arregló él uniforme y tomando su mochila salió junto a su hermana
No le extrañaba que le gustara a tantos chicos; era bonita y tenía un buen cuerpo para sus 15 años, el pelo rubio le caía hasta mitad de la cintura con una suave ondulación haciendo un agradable contraste con sus ojos negros y profundos y la piel clara; siempre le extrañaba no haberla pillado ya con novio. O sabía esconderlo muy bien o simplemente era muy pretenciosa; y esto último no le extrañaría en lo más mínimo, aunque no debía descontar que ella podía engañarlo con facilidad, y eso siempre le preocupaba.
Cuando alguien los veía por primera vez no creía que fueran hermanos, aunque ciertamente los rasgos del rostro tenían similitudes los ojos de Dylan eran claros de un extraño celeste que cambiaba con sus estados de ánimos, algo que le jugaba muy en contra al hablar con Sophye, y su cabello era más bien oscuro aunque tenía unos agradables reflejos castaños que crecían con naturalidad; su piel era más morena por los partidos que jugaba al sol en la plaza con sus compañeros; y le llevaba al menos medio pies de altura a su hermana; pero el afecto que se tenían es lo que confundía a la mayoría, se cuidaban y agradaban uno al otro, lo cual era terriblemente inusual entre los hermanos, como le recalcaba su mejor amigo Kyle en cada ocasión que observaba lo bien que se relacionaban…
– “Eso es extraño, deberían pelearse de vez en cuando, por lo menos alguna mentira o una discusión ¿Es que no le ocultas nada a tú hermana?”
Siempre era lo mismo, solo porque él y su hermana se llevaban cinco años y eran como él agua y él fuego, un odio a muerte; pero en el fondo, muy en el fondo se querían, pero eso no podía decírselo o se molestaría, ya lo había intentado.
El viaje fue más corto de lo usual, ensimismado en la charla que tuvo con su hermana y luego mientras su cabeza giraba de regreso a las piedritas que ocultaba en su bolsillo.
Al bajar del micro Kyle lo estaba esperando; el día de hoy llevaba un peinado de lo más extraño, algo estilo punk, pero de Kyle podía esperarse cualquier cosa; de pronto recordó que le gustaba a Mel y como debería hacérselo saber delicadamente; no era muy bueno para eso, pero ya encontraría la manera.
Antes de entrar a clases ya estaba al tanto del nuevo juego de computadora que Kyle había obtenido, un regalo de su padre en él extranjero; y estaba invitado a probarlo a finalizar las asignaturas de ese día.
– claro que iré – musitó entusiasmado – esos juegos siempre eran mucho mejores que los que su pequeño ordenador podía correr – a menos que me muera de un ataque cardíaco claro
– Eso no sería muy difícil, hoy entramos a filosofía y quizás se te pare el corazón – sabía muy bien por que lo decía
Compartían la asignatura con Catherine; y ella siempre lograba provocar una reacción en él muy difícil de controlar riendo recordó la charla con su hermana
– Sentémonos al final de la clase, tengo algo importante que decirte y será mejor no hacernos oír – añadió Dylan recordando sus metas
– ¿Estas seguro? Cat nunca se sienta después de la segunda fila
– No seas tonto – aunque era muy cierto, siempre buscaba estar al frente y cerca de Cathye – lo que debo decir es importante
– Vale, no me des explicaciones, acerquémonos al salón…
Uno minutos después entraban junto con el resto de la clase y se dirigían al final del aula, pero rápidamente se arrepintió de está decisión; Florencia, una chica con pecas, delgada y de lentes que ocultaban dos bonitos ojos negros se había sentado tras él; le tenía una repulsión natural, más halla de su apariencia, todos sabían que Flor estaba prendada por él, y la evitaba queda vez que podía hacerlo; no estaba muy seguro por que, no es que no fuera nada atractiva, tenía sus encantos, era entusiasta, razonablemente inteligente y tenía a otros tres compañeros de curso tras ella, pero algo en su mirada provocaba que se le erizaran los pelos de la nuca.
Además ya se había sentado ella cerca en otras ocasiones, y podría jurar que decía sus pensamientos en voz alta, cosas como “me está mirando” o “hoy se sentó junto a mi” y ciertamente no le hacia la menor gracia. Hoy difícilmente sería una excepción.
La clase empezó y Cathye fue de las primeras en abrir sus libros y tomar apuntes de lo que el profesor comentaba, era muy buena en la materia hasta donde sabía, sin embargo nunca destacaba demasiado; y pese a ser una buena compañera no tenía demasiadas amigas, este siempre había sido un tema de interés para él y su amigo
– “Quizás es odiosa cuando la conoces, o tiene costumbres raras, como ser amigable con su hermana – solía decirle su buen amigo”
Pero la verdad es que no lo aparentaba, y ciertamente no conocía a nadie que pudiera decirle algo sobre su familia, simplemente era muy reservada… y bonita.
En cuanto los murmullos habituales de la clase comenzaron a hacerse oír con las frecuentes intervenciones de Cathye y otros compañeros Kyle cuestionó:
– ¿Que era eso tan importante que debías decirme? – Ahora que ya no tenía salida no estaba tan seguro de que debiera comentarlo
– A ti te gusta Mel ¿No? – preguntó por la comisura de los labios mientras lo veía sonrojarse completamente
El final del aula solía ser un lugar seguro para charlas relativamente privadas, pero las cuestiones de romances siempre lograban fugarse sin importar donde fueran comentadas
– ¿Por qué lo preguntas?
Era obvio que quería huir a la respuesta para evitar comentarios, ya que su cabeza se giraba en todas direcciones buscando algún posible curioso
– Es importante, yo creo que si, pero necesito estar seguro – un dejo de amargura surcó su mirada
– ¿La viste con alguien más? ¿Está saliendo con algún chico? ¿Tú hermana la vio con alguien verdad? – repuso más nervioso
– No preguntes. Solo dime – y levanto un poco la voz – ¿Te gusta o no?
Definitivamente debería haber guardado la compostura un poco más, ya que está frase fue dicha con demasiado volumen y ahora tres o cuatro rostros escuchaban atentamente la conversación
– ¿Por que no se meten en sus asuntos? – murmuró un poco irritado para salvar del apuro a su compañero quién se estaba poniendo como un tomate muy maduro.
Ambos juzgaron oportuno mantenerse en silencio unos cuantos minutos hasta que la atención regresara otra vez a las palabras un tanto monótonas del profesor; tiempo en que Dylan contempló como él pelo de Cat se meneaba al levantar la mano para responder las intrincadas preguntas; afortunadamente había hilvanado suficiente información como para saber la respuesta y el profesor lo eligió enseguida
– yo creo que lo importante no es la respuesta, sino él hecho de formularse la pregunta; es mas importante preguntarse si uno tiene la capacidad de amar que decir “Que bien, soy capas de amar, ¿Pero amo?”.
El profesor lo miró sorprendido, sus respuestas siempre inspiraban el mismo efecto, pero quizás se debiera a que recién había notado su presencia al final del aula, o al hecho de que seguramente lo había observado conversar hace unos momentos con su compañero y que aún así hubiera estado prestando atención, lo que no era del todo cierto; sin embargo dio por perfectamente valida la respuesta y continuó con la clase.
Pero lo más importante fue la mirada perdida de Cathye buscando quién había dado ese resultado, seguramente con intención de contradecirlo como se suele hacer en la clase de filosofía estableciendo divertidos debates que se llevan toda la hora, sin embargo al verme allí tan seguro de mí mismo como podía estarlo se quedo callada mirándome unos pocos segundos, podría jurar que la oí decir “Pensé que hoy había faltado”, antes de ponerse de un atractivo color sonrosado y volver a mirar al profesor que había desviado la temática al amor después de la muerte…
Fueron unos cuantos segundos en que creyó hallarse en medio del vacío aunque los murmullos de su entorno era innegables; de pronto una segunda voz lo distrajo, se oía distantes pero reconoció a Flor.
– “La respuesta de Dylan fue fantástica… ¿Porque Cat lo miró de esa manera…? Seguro que le gusta; y me parece que a Dylan le gustó que lo mirara; me preguntó si…”
– ¿De que hablas? – preguntó girándose sobre su asiento
– Nada, solo… no hacia nada – completamente confundida cambió una mirada de sorpresa por otra de susto
– Vamos, te oí decir algo sobre Cat, ¿De que estabas hablando? – se la veía ruborizarse, la pregunta era en un tono de voz moderado, pero uno o dos compañeros ya le habían prestado atención.
– Yo no – de pronto su cara se ensombreció – no he dicho nada, te lo juro – y agregó pensando para si
– “Es como si hubiera escuchado lo que pensaba, pero es imposible”
– No es imposible si dices lo que piensas, mientras hables en voz alta podré escucharte – una mirada fría lo atravesó de lado a lado
Flor lo miraba con miedo y con odio, con suspicacia y con triunfo, no podía creer que él fuera capas de, de leer la mente…
– Vamos, no digas estupideces – agregó un poco enfadado logrando que mas personas voltearan – no puedo leer, o mejor dicho, oír nada que no digas, pero mientras hables todos sabremos lo que piensas…
– Dylan – está vez era Kyle quién le llamaba la atención – voltea, o él profesor tendrá que castigarte – rápidamente vio como él profesor lo miraba y se interrumpía mientras narraba sobre la vida del más allá.
– Es que estaba hablando sobre Cat – murmuró a su compañero
– No lo creo, estaba pendiente de lo que decían, por si nos había escuchado – agrega apresuradamente viendo que no es conveniente delatarse al escuchar conversaciones que no le concernían, peor aún, de su amigo – pero ella no dijo nada sobre Cat, en realidad, tú fuiste él primero que habló
– Vamos, no oíste que comento algo sobre como me miraba, y luego algo de que no debía haberla escuchado
– Créeme, no dijo nada de eso – responde con una inclinación de la cabeza simulando que sacaba apuntes mientras el profesor lo miraba – si lo hubiera hecho la habría oído.
Eso era cierto, y Dylan lo sabía, Kyle tenía un muy buen oído, solía ser el primero en enterarse de las conversaciones que se llevaban a cavo en la clase aunque estuviera en la otra esquina del salón, es más, muchas veces dedicaba sus buenas notas en alguna prueba a que un compañero en particular murmuraba los resultados; aunque Dylan nunca lo hubiera escuchado.
Lo había comprobado por si mismo en una ocasión en que lo había visitado en su casa, estando en su cuarto escuchando música a todo volumen como solía hacerlo de pronto se había quedado como congelado, y con una murada de asombro se había dirigido a mí
– Voy a tener otra hermana
Me había devanado los sesos pensando en por que lo había guardado hasta ese momento, más aún el hecho de que él se hallara tan sorprendido al decirlo; cuando de pronto habían entrado sus padres a la habitación con su hermana alzada radiantes de alegría, y luego de bajar él volumen de equipo abrasaron a su hijo comentando que él doctor recién había llamado para confirmar de que pronto tendría una nueva hermanita; a partir de esa vez, sin saber por que, confió ciegamente en su buen oído, hasta ahora nunca lo había defraudado; aún así él había tenido una charla completa con Flor, y Kyle lo negaba; quizás fuera para evitar que se distrajera; aún así se sintió decepcionado…
– En relación a lo que hablábamos…
– ¿Sobre Flor?
– No, sobre – hizo un gran esfuerzo para decirlo – sobre Mel – ahora estaba claro, había querido interrumpir la charla para retomar él tema
– Si, me decías – y está vez se cuido de bajar la voz todo lo que pudo – ¿Te gusta o no?
– Pues es bonita, eso si, y me cae bien – la sangre subía a sus mejillas y parecían brillar radiantes de felicidad y vergüenza – ¿ella sale con alguien más verdad?
– No, de eso quería hablar, creo que le gustas
Definitivamente estas palabras le cayeron como un balde de agua fría, su primera reacción fue mirarme como si estuviera loco o algo así, luego dejo escapar un sonido más fuerte de lo que hubiera deseado
– ¿Que?
– ¿Tiene alguna objeción contra mi opinión? – Interrogo el profesor – si es así estaremos encantados de oírla
– No, solo pensaba… pensaba que… – definitivamente no tenía sus oídos puestos en lo que el profesor había estado comentando, y Dylan no podía arriesgarse a soplarle una respuesta bajo la mirada inquisitiva del profesor y de Cathye que había aprovechado la oportunidad para voltearse y mirarlo
– Estuvo en desacuerdo cuando le sugería que la proyección del amor no estaba limitada a la vida, y que la muerte podía considerarse en si misma un expresión de amor – comentó como si hubiera hablado sobre eso durante una hora
El efecto fue bueno porque desconcertó al profesor el tiempo suficiente para que Kyle pensara en algo, por lo menos a Dylan lo había escuchado
– Yo no creí que fuera una muestra de amor la gente que se mata para demostrar lo que siente, me pareció tonto
Al menos había logrado hilvanar una respuesta, sin embargo no convenció al profesor lo dejó pasar; por otro lado la clase no estuvo de acuerdo y aprovechó la oportunidad para discutir el tema, lo cual les quitó varios minutos de clases y debieron intervenir forzosamente, por suerte Cathye y Dylan estuvieron de acuerdo.
El recreo terminó el debate, desfavoreciendo la opinión de Kyle quién se lo había tomado a pecho como si realmente hubiera sido una idea organizada y con fundamentos, aunque en realidad ni siquiera cuadraba con el planteamiento del profesor, pero mejor así.
– No se por que no me apoyaste en mi idea – agregó al salir del salón – pero gracias por salvarme de esa
– Si te hubiera apoyado no hubiera creído que la idea era tuya, ¿O si? – y con él ánimo un poco más elevado se dirigieron al recreo, una vez allí le increpó
– ¿De donde sacaste lo de Mel? – la pregunta no me era del todo inesperada, y como eran buenos amigos no tuvo dudas de contar la verdad.
– Mi hermana creyó que habías comprado unos aros para ella, me dijo que estaría encantada
– ¿Que? ¿Y de donde sacó la idea de que había comprado unos aros?
– En realidad, yo los tenía y…
– ¿Usas aros? – se detuvo en seco y lo escrutó con la mirada
– No, claro que no; eran una pequeñas piedritas que encontré en mi cama – sigue sin comprender, eso fue evidente – ¿Vez? – y le mostró unas cuantas que llevaba en el bolsillo – estas, no se de donde salieron – su mano se estiraba para tomar una pero la apartó al tiempo devolviéndolas a la seguridad de su camisa
– ¿De donde dices que las has sacado?
– De mi cama, pero no se como llegaron allí
– ¿Con que eso escondías en el bolsillo?
– ¿Que quieres decir?
– No lo se, solo me había parecido que me ocultabas algo, creí que tendrías una carta para mi o algo así, algo que… ya sabes.
– No, lo siento; pero ahora que me lo recuerdas, porque no me defendiste mientras discutía con Flor – esperaba que se excusara que no quería problemas o que quería hablar de algo más importante, pero su respuesta le heló la sangre
– Porque solo tú discutías con Flor, ella estaba callada y no te decía nada, se que no te agrada pero no es para que te la agarres así con ella, la pobre no sabía de que le estabas hablando.
– ¿Realmente no escuchaste lo que dijo sobre Cathye?
– Nada en absoluto, él único que la mencionó fuiste tú, y realmente no me lo esperaba, no delante de la clase que te escuchaba.
– Creo que pierdes tu buen oído amigo mío
– No creo que fuera así; escuché cuando Cat le murmuró a está chica rubia
– ¿Virginia?
– Si a esa, como te había escuchado hablando de ella, Virginia respondió que seguramente te gustaba
– ¿Eso dijo? – de momento parecía que la discusión había sido una verdadera locura – ¿Como pudiste escuchar a Cat y Virginia y no a Flor que estaba a tú lado?
– Y te lo dije colega, Flor no dijo nada de nada
La campana que finaliza el receso tocó por fin, los murmullos y la agitación para regresar a las aulas se hizo presente en todos los pasillos, ya se encaminaban a la próxima asignatura, Literatura, cuando alguien lo llamo por detrás.
– Hey Dylan – se volteó más aprisa de lo debido y golpeó a Kyle en el hombro
– Lo siento – Murmuró rápidamente y luego se dirigió a Catherine – ¿Que sucede?
– El profesor Marcus me dijo que podíamos hacer él trabajo de Filosofía juntos, si no te molesta, como tienen que ser por parejas, yo pensé que… – era evidente que no sabía como terminar la frase – a menos que ya hayas pensado en alguien más, claro – mirándolo a los ojos se puso colorada y guardó silencio – claro que si ustedes lo van a hacer juntos, yo podría hacerlo con Virginia, este...bien… disculpa que te halla molestado – y sin decir nada mas entró tras unos alumnos del primer curso
– No – dijo elevando la voz sobre los pasos de los alumnos y Catherine se dio vuelta
– Si, eso supuse, bueno, que logren una buena nota – y avergonzada se mezcló con los alumnos, Dylan tubo que correr para alcanzarla esquivando a sus compañeros he ignorando a Stevens que lo saludaba de un pasillo junto al bebedero
– No – Dijo jadeando al alcanzarla, mientras respiraba con dificultad veía como se ponía colorada, él seguramente lo disimulada debido a la agitación de la pequeña carrera – quiero decir, aún no hemos formado un grupo, quiero decir, aún no tengo pareja – está vez la sangre subía a sus mejillas y no creyó que pudiera simularlo de ninguna manera…
– ¿Qué quieres decir? – preguntó completamente colorada y nerviosa, como si tuviera urgencia por entrar a clases
– Que me encantaría ser tú pareja – unos segundos de silencio incómodo se apoderaron del pasillo, incluso los de cursos anteriores prestaron atención a la inusual escena – para el trabajo de filosofía, quiero decir, a menos que…
Me encantaría – dijo con una sonrisa tímida
Aunque parecía que no estaba segura de haber conseguido lo que quería, quizás su intención era que él le hubiera dicho que no, un pequeño vacío de hundió en su estomago.
­ Te importaría quedarte después de clases para comenzar, hoy no habrá mucha gente en la biblioteca. –añadió entrelazando los dedos en sus manos
– Si claro – que ya tuviera pensado la reunión de la biblioteca lo desconcertó, pero convirtió el vacío en unas inquietas mariposas de colores – no vemos entonces al salir… para él trabajo de estudio, claro – agregó antes de que las cosas se salieran de control nuevamente
– Me parece bien, nos vemos – y con una sonrisa de oreja a oreja se alejó
Fue en ese momento cuando escucho su voz retumbando en los pasillos como un grito contenido “Me ha dicho que si” pero cuando se volteó para buscarla ya había desaparecido en el salón en que él debía encontrarse.
Cuando Kyle se acercó aún se encontraba aturdido
Oye galán, mejor nos damos prisas o llegaremos tarde, luego me cuentas que ha pasado, ¿Vale?
Las palabras le llegaron como un eco; ¿Luego?, ¿Luego cuando fuera a su casa a jugar en él ordenador él nuevo juego?, lo había olvidado por completo
– Creo que no podré ir hoy a tú casa – se disculpó, lamentándolo ciertamente
– ¿Han quedado en salir o algo así?
– Debemos hacer él trabajo de Filosofía, quiere reunirse hoy en la biblioteca
– ¿No íbamos a hacer ese trabajo juntos? – Otro detalle que se le había escapado por la emoción
– ¿He? No hay problema, en casa ya lo tengo en un borrador terminado – llevaba ya dos días él borrador en el cajón de la mesita de luz – puedo dártelo para que lo entregues con tú nombre, nosotros haremos otro.
– De lo que es capaz el amor – está frase le valió un buen coscorrón – ya basta, ya basta, entremos a clase antes que nos pongan una falta
En medio de los murmullos pasaron casi inadvertidos, pero la profesora los reprendió por la demora, en ese momento Dylan pensaba en otra cosa y ni se enteró que sucedía.
El resto de las clases pasaron con tranquilidad, y la mente ocupada en escribir anotaciones bastante comprometedoras en él margen de las hojas, lo que llevó a que al final de las clases tuviera que pedir la carpeta de su compañero para sacar los apuntes y tirar los propios, rotos en pequeños trozos, solo por las dudas. Algo que sabía no era conveniente, ya que Kyle era muy habilidoso a la hora de resumir, tanto que usualmente tres renglones eran toda una hora de asignatura, en estas ocasiones no era diferente…

Texto agregado el 30-09-2012, y leído por 74 visitantes. (0 votos)


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