Ella estaba sentada en el cordón de la vereda, con la cabeza apoyada en sus manos permitiendo que las lágrimas fueran derramándose despacito, se lo habían advertido pero hacia unas horas lo había visto con sus propios ojos
No habían podido verse aquel día, él estaba ocupado con unos trabajos y lo dejarían para otra oportunidad, ella asintió sin pensar que no podían verla a través de la línea telefónica, cuando cortó llamó a una de sus amigas para salir aquella tarde “¿ese tipo sale con otra hoy?” preguntó ofendida por el auricular
No respondió de inmediato, sabía que su amiga siempre le decía lo mismo, pero ella confiaba en él ¿por qué no hacerlo? Así que logró convencerla, irían a la heladería a pasar el rato, quizás al regreso pasar por el cine, el domingo había amanecido soleado y todo el mundo saldría ¿por qué ella no?
Si él hubiera sido un chico normal hubiera desconfiado, pero vivía en otra ciudad a una hora de camino y sabía que fin de semana por medio debía trabajar, y le había tocado este. Tratando de apartar esas ideas de la cabeza se vistió con elegancia, se miró en el espejo para comprobar que cada día que pasaba se encontraba más bonita
Sus ojos se desviaron a una esquina del cristal, allí estaba una vieja foto con “él”…
“Él” había sido su primer novio de verdad, se había enamorado cuando pisaba aun la adolescencia sin alcanzarla, el era bastante mayor y la había rechazado, pero con su insistencia había terminado cediendo, fue una relación muy difíciles, sus padres la desaprobaban porque era él muy grande, sus amigas lo desaprobaban porque era muy serio, pero ella se había enamorado con toda su inocencia de niña y era feliz a su lado ¿Qué importaba lo que pensaran los demás? O por lo menos no había importado… al principio…
Es verdad que era un chico algo… aburrido, pero nunca tenía una escusa para no verla, intentaba acompañarla cada hora del día que tenía libre, se las dedicaba todas, de la primera a la última, y tanto llego a amarlo que se entregó a él en cuerpo y alma para volverse mujer ¿fue feliz entonces más que antes? Aún con el tiempo que había pasado y la madurez que había adquirido no lo sabía…
Nunca había sentido nada especial al entregarse desnuda en su lecho, podía disfrutarlo como cualquiera pero no eran esos los momentos por los que estaba con él, eran sus abrazos que la habían sentir segura, sus besos que sabían hacerla sentir amada
Pero el era un hombre y los años que pasaron lo maduraron demasiado, trabajador, sensato, estable, y ella había entrado por completo en su adolescencia, sus amigas acudían a fiesta que ella a veces evitaba para estar con él, en otras ocasiones asistía pero se aburría viendo a sus amigas divertirse con muchachos y ella… ella lo quería… en ese entonces lo quería demasiado aún…
Uno de esos días una amiga le dijo “con bailar no lo estas engañando, divertirte” y esa noche bailo con un muchacho, unas fiestas después bailó con otro, y una de esas noches un chico se ofreció a acompañarla hasta la casa, cuando se despedían la besó…
No se atrevió a decírselo a él, pero aquel beso era diferente a los besos de su novio, era el sabor dulce y tentador de lo prohibido, el sabor de aquello que está mal, un sabor demasiado adictivo para abandonarlo… pero la culpa que sentía la contuvo… ¿Un mes? ¿Dos?
Hubo otros bailes, hubo otros besos, él no sabía nada, lo notaba ligeramente distante pero siempre estaba dispuesto a complacerla, a estar con ella, a hacerla sentir mujer, pero sus sentimientos comenzaban a disminuir, ya no sentía pación ni deseo de esta en su lecho, empezó a esquivarlo también, pero él no sabía nada… ¿O sí?
Un día ella no pudo más y confesó que ya no lo amaba, le dio tiempo para entenderlo y lo dejó. ¿Él? Él lo sabía todo y había fingido no saber porque la amaba, y ella lo sabía…
Estuvo con algunas personas después, quizás dos, quizás tres, quizás más… habían pasado dos años de aquel momento y ahora estaba con su novio que la hacía sentir mujer como nadie había podido antes que él…
Pensando en estas cosas había llegado a la heladería, fue al salir que lo vio besando aquella muchacha en la plaza, el helado cayó de sus manos y corrió hasta no poder más, hasta sentarse a llorar en el cordón de la vereda frente a su casa, su amiga le repitió “Yo te lo había dicho” pero también intentó consolarla sin éxito, al final se fue, cuando la noche comenzaba a caer su madre intentó que entrara para no seguir agarrando frío pero no pudo convencerla y la dejo llorar hasta adivinar su corazón… fue entonces, mientras lloraba que pensó de nuevo en “él”, el que nunca había estado lejos, que la había amado de verdad, él que no le había fallado como todos los que vinieron después, él que la había llorado y… y que ahora hachaba de menos todas aquellas lágrimas tiradas en hombres que no valían la pena cuando aquel que merecía cada una… aquel no había provocado ninguna…
Aún sabía su teléfono, nunca lo olvidaría, esperaba no lo hubiera cambiado, pasaban las diez de la noche cuando se decidió a marcar su número “Quien es” preguntó una voz femenina, preguntó si estaba “él” y escuchó que lo llamaban “Mí amor, una chica te busca en el teléfono”, Ella no supo nunca quien había atendido, él nunca supo quien había llamado, porque cuando atendió, ya habían cortado…
Kevin Heves Maranetto Vranich
05/08/2012
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