Recuerdo aquel verano

Juntos nos encuentra el sol en atardecer tardío.
Mi boca sobre tu boca, cual fresa o amada mía.
Eres la bella princesa del reino, oro del alma mía.
A lo lejos la tormenta galopa sobre las colinas.

Me sumerjo en tu cuerpo que sabe a miel y fresco rocío.
Tú me ofreces tu amor, y el lucero de tus verdes ojos.
Eres el retoño que florece ante mi atónita mirada.
Tú sosiegas los vientos y detienes el cauce de aguas.

Eres la entrega total mi bella princesa, tu amor sabe a rosas.
Me brindaste el suave terciopelo de tus hermosos senos.
Y el sexo pleno y fulgurante con sabor a brisas del oriente.
Tu piel huele a bellas y perfumadas flores silvestres.
En un verano donde el sol con sus rayos nos hiere.
Y convierten sus halos en doradas ebras en tu cabello.
Mientras las sombras ya se apoderan de la inmensa campiña.

Es tu amor dulce como el canto canoro de aves de ensueños.
Me elevas a los montes sombríos con mi cuerpo escarnecido.
Y ellos se convierten en la dulce miel que fluye de los panales.
Te amo como el sol quiere al día, y como la luna a la tibia noche.

Te amo como la bella paloma ama las auroras, y la copa de los árboles.
Siguen tus rojos labios pegados a los míos, o mi dulce princesa.
Déjame libar la suave savia de tus besos ardientes, en verano férvido.
Y sentir el sabor del bello fruto, en este inolvidable y caliente verano.

Ray