Cierro los ojos, te siento llegar . . .
Cual brisa marina tu tacto suave y cálido,
como gaviotas surcando el cielo
navegas por mi piel,
la erizas convirtiéndola en olas rompiendo contra tí,
roca solida,
te vuelves huracán, me agitas a tu antojo,
me atrapas, me ondeas . . .
Agonizo, muero y renazco en el embate de tus labios;
tus manos no dejan de conocerme entera,
tu cuerpo me atrapa, me obliga y me ruega . . .
Explosión, ventisca y fuego producimos. . .
Y luego paz, atardecer.
El sol besa a la luna en un ínfimo momento de intimidad y quietud.
Me acurruco, me pierdo en tu pecho,
escucho los truenos que a lo lejos se acallan,
me abrazas protector, anunciando la próxima tormenta . . .
Dust |