De repente se abrió la puerta, y me quedé allí, observando…
¡Cuántas cosas había aprendido y cuántas olvidado!.
Surge de nuevo ese instante en que mi presente, es el futuro de mis sueños pasados. Y ayer y mañana, son hoy.
Qué lejos parecía la materialización de mis deseos y cuántos rumbos diferentes fui tomando en este camino de encuentros.
Cada elección es el resultado práctico, de la combinación de lo que sé en acción; y el miedo que me paraliza en omisión.
En la teoría, muchas cosas parecen tan fáciles de lograr, y sin embargo, nunca llegan a destino; y otras tantas que son vistas imposibles: mágicamente, aquí están.
Sin embargo, aunque ya no piense lo mismo, aunque tampoco sienta las motivaciones de antaño: soy la misma.
Fluyo sabiamente en mi ignorancia, con la emoción abierta a la sorpresa de la experiencia.
Mis sentidos me guían hacia adelante. Lo viejo queda atrás por un tiempo en la rueda de la vida, y ya retornará su turno, cuando llegue su momento.
Cuando quise dirigir todo, me enredé en el camino y perdí el rumbo; y hoy estoy en ese espacio en el cuál sólo percibo las decisiones, donde la conciencia presente desde mi alma siente en sus movimientos, el equilibrio que da paz.
Cuanto mayor es la vibración de opuestos, más se aquietan las expectativas, dando paso a despertar la emoción de lo expectante.
Soy mis contradicciones en perfecta armonía. Soy Conciencia despertando la inconsciencia.
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