Fantasía III. La Caída del Unicornio.

En la solariega ribera, el bello unicornio galopa orgulloso. Es un cazador de rayos de sol y relincho imperioso, su trote es el rugido del viento y el vaivén de las espigas brumosas. ¡Hermoso!, aviva tu andar y sacude el rocío de tus crines sedosas.

¿Qué exquisito sonido alborota la floresta? La noche gris azulada le revela la causa. Ha conmovido el impetuoso corazón y acude resuelto sin escuchar la razón. Rechaza la voz de la pálida luna y la estrella fugaz, desdeña la advertencia del pato salvaje y la mágica rompiente.

La nociva copla que entona la hermosa damisela, ha conquistado la voluntad del arrogante. Ella lo espera junto a las cañas vibrantes y bajo el ancestral sicomoro la intriga se rebela. El bosque palpita por última vez, herido de muerte, el magnífico yace.

Una espesa lágrima clama por la existencia arrancada y su llamada viaja en el rumor de las afluentes. La tierra impregnada del carmesí, ampara sus últimos instantes. Ya no hay pasos errantes y la noche guarece al místico brío
que se estremece agonizante.

Descansa espíritu del anhelo y deja que la trémula melodía del viento, se lleve tu sufrimiento. Despierta libre en otros bosques, bajo otros cielos, aléjate de la ponzoña y transforma tus días oscurecidos en cielos de terciopelo.