Anda que tú cuerpo es mi refugio, son mis ruedas de caucho y la tabla de barrenar, entiende que sin ti no puedo andar con sentido alguno, quedando presa de estériles caminos que no llevan a ningún sitio a donde quiera llegar.
Ando por la vida, de lugar en lugar oscuro, de jaula en jaula asfixiante, de burbuja en burbuja de acero que nunca ha de estallar, eso no es andar, es estar como mojado sobre el frío, enclavado en la nieve desnudo; oh Dios, estoy buscando en cada rincón que dejó flotando, ayúdame a encontrarla, haz que sea parte de mis entrañas y yo de su alma, que la sangre sea una, y los ojos miren el mismo paisaje, la misma canción.
El tiempo pasa no pudiendo resistir otras caricias tentadoras, por ello tengo la prisa de la gacela cuando huye del colmillo que acecha. Ya no resisto el olor del jabón rosado cuando el perfume me atrae cual imán, te ruego, deja ya de escapar, entre tormentas de rayos pintados de burla, quédate que estoy tan cerca, tan cerca que casi te puedo alcanzar, sin ayuda, solito, buscando el calor favorito, deseando volver a empezar.
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