By Ken Kalb (Translated by Gilda and Guillermo Sanchez)
El mono japonés, Macaca fuscata, andaba libre en la naturaleza por más de 30 años. En 1952, en la isla de Koshima, unos científicos empezaron a darle a los monos unos camotes (ipomoea batatas) que les echaban en la arena. A los monos les gustaba el sabor del camote, pero no la arena. Una hembra de 18 meses llamada Imo resolvió el problema lavando los camotes en un arroyo cercano. Después le enseñó el truco a su mamá. Sus compañeros de juego aprendieron a hacerlo y también lo enseñaron a sus madres.
Poco a poco, ante los ojos de los científicos, varios monos fueron aprendiendo esta innovación cultural. Entre 1952 y 1958 todos los monos jóvenes habían aprendido a lavar los camotes con arena para hacerlos más sabrosos. Los adultos que imitaron a sus hijos aprendieron esta mejora social, pero otros adultos seguían comiéndose los camotes sucios.
Entonces sucedió algo sorprendente. En el verano de 1958, un determinado número de monos en Koshima ya lavaban los camotes -- se desconoce el número exacto. Supongamos que al salir el sol una mañana había 99 monos en la Isla Koshima que habían aprendido a lavar sus camotes. Supongamos también que un poco después, esa misma mañana, el mono número cien aprendió a lavar los camotes.
¡Y ENTONCES SUCEDIO! Esa misma tarde casi toda la tribu lavaba los camotes antes de comérselos. La energía adicional del mono número cien de algún modo había generado ese avance ideológico.
Sin embargo, cabe hacer notar lo siguiente: una cosa sorprendente que observaron estos científicos fue que el hábito de lavar los camotes entonces saltó y atravesó el mar. Las colonias de monos que había en otras islas y la manada del continente en Takasakiyama empezó a lavar sus camotes.
Por lo tanto, cuando un determinado número crítico logra la conciencia, esta nueva conciencia se puede comunicar de una mente a otra. Si bien el número exacto puede variar, el fenómeno del Mono Número Cien significa que cuando apenas un número limitado de personas conoce una nueva forma, solo es propiedad consciente de esas personas.
Pero hay un punto en el cual cuando una sola persona más sintoniza esta nueva conciencia, el campo se refuerza de tal manera que esta conciencia la adquieren casi todos.
Con el propósito de instaurar la Paz definitivamente en todo el planeta tierra se están preparando muchos a través de diferentes movimientos para irradiar Paz desde el corazón y alcanzar la masa critica para toda esta humanidad..... Se calcula que serán menos de un millón de personas, las que lograrían crear el efecto como el descrito en los monos.
3.- MASA CRITICA
Por: Lola Hofmann
Los Campos Morfogenéticos, la Nueva Ciencia de la Vida
Todas las veces que un miembro de una especie aprende un comportamiento nuevo, cambia el campo morfológico o productor para la especie. Este cambio es, al principio, apenas perceptible, pero si el comportamiento se repite durante cierto lapso de tiempo, su resonancia mórfica afecta a la especie entera. La matriz invisible es un campo morfogenético, capaz de producir un efecto remoto tanto en el espacio como en el tiempo.
Una sorprendente idea ha sido introducida por el científico inglés Rupert Sheldrake, idea que pronto va a revolucionar muchos de nuestros conceptos fundamentales acerca de la naturaleza y la ciencia. Lanzó la hipótesis de que el universo no está funcionando de acuerdo a "leyes inmutables" sino más bien a modelos de hábitos creados por la repetición de ciertos sucesos en el tiempo.
Rupert Sheldrake propone en su libro "Una nueva ciencia de la vida" que todos los sistemas se regulan no por factores materiales o mediante energías conocidas sino que también por campos organizadores invisibles. Estos campos no tienen energía y sin embargo desempeñan un rol de producción de formas. Funcionan como si fuesen modelos para la forma y el comportamiento.
Según esta hipótesis sucede lo siguiente: todas las veces que un miembro de una especie aprende un comportamiento nuevo, cambia el campo morfológico o productor para la especie. Este cambio es, al principio, apenas perceptible, pero si el comportamiento se repite durante cierto lapso de tiempo, su "resonancia mórfica" afecta a la especie entera. La matriz invisible es un "campo morfogenético". Así por ejemplo, todas las veces que se genera un átomo, una molécula u otra "unidad mórfica", esta produce primero un "campo morfogenético" que regula todas las posteriores unidades del mismo tipo. La influencia del "campo morfogenético" produce un efecto remoto tanto en el espacio como en el tiempo. Aparentemente la forma no está determinada por las leyes físicas fuera del tiempo, sino depende de la "resonancia mórfica" a través del tiempo.
Según Sheldrake esta nueva manera de pensar nos lleva a un territorio para el cual no existe todavía un mapa. Parece ser la única esperanza para una nueva comprensión científica de la forma y organización en general y de los organismos vivos en particular. Muchos campos morfogenéticos se hallan tan sólidamente establecidos que ya no experimentan cambios. Así, por ejemplo, el primer átomo de hidrógeno ha sido la causa para que todos los subsiguientes átomos adoptasen la misma forma de comportamiento.
La evolución nos muestra la formación de nuevos campos morfogenéticos. El aparato genético, por ejemplo, se puede concebir como el mecanismo físico que recibe la información del campo morfogenético, en forma comparable a como recibe un aparato de radio o de televisión las señales invisibles.
La hipótesis explica muchos fenómenos enigmáticos en la investigación científica cuando ocurre un cambio en una unidad y sus efectos se trasladan vía los respectivos campos morfogenéticos a todos los campos existentes y a los que existirán en el futuro.
Ya que el sistema nervioso también está gobernado por campos morfogenéticos, la hipótesis de Sheldrake tiene poderosas implicaciones para la teoría del aprendizaje. Así, por ejemplo, se podría postular que si un número de ratas aprende a cumplir una tarea nunca antes realizada por ratas, entonces otras ratas en cualquier parte del mundo deberían aprender la tarea más fácilmente y en ausencia de cualquier tipo de conexión física o de comunicación.
En realidad, existe evidencia de que ocurre esta resonancia del aprendizaje. Ya en 1920, el fisiólogo McDougall encontró que generaciones sucesivas de ratas aprendieron a escapar de un laberinto especialmente diseñado más rápidamente que la primera generación. Incluso cuando las ratas procedían de crías de ratas con aprendizaje particularmente lento, persistía el efecto.
La aparición de un campo promotor apropiado puede ser facilitada por la resonancia mórfica procedente de animales o personas similares, o bien puede surgir un campo totalmente nuevo, no sólo por primera vez en la historia de un individuo, sino por primera vez en el mundo.
Sheldrake comenta la teoría de Jung del Inconsciente Colectivo. Si los recuerdos no se limitan a un almacenamiento en el cerebro físico, sino que nos llegan a través de "resonancia mórfica", la experiencia acumulativa de la humanidad bien podría incluir los arquetipos descritos por Jung.
La ciencia no necesita tampoco negar la posibilidad de la ocurrencia de fenómenos paranormales, ya que éstos pueden ser, en parte, explicables con la "resonancia mórfica".Un apoyo adicional de la teoría de Sheldrake se encuentra en el libro de Lyall Watson (Lifetide: The Niology of Consciousness). En este libro Watson relata el sorprendente suceso que pudo observar en una colonia de monos en una isla cercana al Japón. Cuando cambió el alimento de los animales a camotes (es la batata, o algo parecido a las papas) recién sacadas de la tierra, cubiertas de arena y greda, los monos las rechazaron.
Después de cierto tiempo, una mona de 18 meses, llamada Imo, una especie de genio simiesco, resolvió el problema llevando los camotes al río y lavándolos antes de comerlos. Para el mono esto representa una revolución cultural solo comparable al invento, por el hombre, de la rueda. Imo enseñó a su madre el nuevo comportamiento y a continuación a sus compañeros de juego los que, a su vez lo comunicaron a sus respectivas madres. Muy luego, todos los monos juveniles lavaban los camotes, pero los únicos adultos que aprendieron el truco fueron aquellos enseñados por sus hijos. Este estado del aprendizaje se mantuvo inalterado durante cierto lapso de tiempo. Pero de repente el comportamiento mostró una clara tendencia a universalizarse.
Watson se imagina el proceso de la siguiente manera: en el grupo de los animales reacios al aprendizaje algunos lograron poco a poco aprender el truco. El mono necesario para cumplir algo así como el número crítico aparentemente llevó este número por encima de una especie de umbral empujándolo a través de algo que se podría llamar "masa crítica". Este mismo día casi toda la colonia lavaba los camotes.
Pero, más aún: el hábito aparentemente saltó por encima de las barreras naturales y apareció en otras islas, en el Japón. Watson supone la existencia de mecanismos en la evolución distintos a aquellos gobernados por la selección natural. El fenómeno observado por él puede explicar la manera de cómo algunos elementos, ideas y costumbres se propagan por toda nuestra cultura. "Es posible" dice Watson "que si un número suficientemente grande, entre nosotros, cree que algo es cierto, esto se torne en verdad para todo el mundo".
La noción de "campos morfogenéticos" será particularmente bienvenida para los que creen en el efecto acumulativo de una idea sostenida por un número grande de individuos. |