Argollas

Es preciosa – pensaba. Mientras mis manos recorrían su hermoso cuerpo desnudo y su cabello ondulado que se agitaba entre sus pechos.
¿En qué piensas? – me dijo. Sin detener sus movimientos suaves encima de mí.
Pienso que eres hermosa y creo que me estoy enamorando de ti – le respondí.
No seas tontito, recuerda que si te enamoras se termina este juego. Sabes que soy una persona libre, no me gusta amarrarme a nadie y tampoco quiero que tú lo hagas. Lo pasamos bien así como estamos. Ya lo hemos hablado antes, así eran las condiciones y tú aceptaste.
Pero no puedo evitarlo – pensé- al menos no con ella. Y seguí con mi rostro demostrando mi amor.
Ya basta – dijo. Y se detuvieron los movimientos corporales. Ya cagaste todo – agregó. Si no eres tú, será otro, lo tienes claro. Así que por favor no comiences con tus estupideces de niño quinceañero, porque hace tiempo que dejaste de serlo.
Mis ojos lagrimosos esperaban otra respuesta más acogedora, pero aun así le dije – es que no puedo evitarlo, contigo me proyecto, lo paso tan bien, me siento tan yo… es mas tengo una sorpresa para ti. Y busque con mis manos dentro del cajón del velador. ¡Basta ya! - me dijo, suficiente, el juego se termina aquí. Se levantó y bastante molesta comenzó a vestirse.
Cariño, por favor espera un poco – le dije.
Te advertí que no te enamoraras de mí – me dijo, mientras se abrochaba el sostén. y luego agregó – tiene que ser de familia lo tuyo.
¿Por qué? – le pregunté. Y sentí un frio que me recorría todo el cuerpo.
Porque tu hermano también me dijo lo mismo la semana pasada. Y salió de la habitación como si no sintiera nada.
No sé si fue el golpe en la puerta lo que sonó tan fuerte, o fue mi corazón el que se desgarró en ese instante. Mi hermano… con mi hermano… Me quedé sin aliento mirando el techo de la habitación, sólo, desnudo, vacío y destruido. Mientras mi mano aun sostenían las brillantes argollas