Aún recuerdo su sonrisa, su fuerza, su resistencia… todo lo que sea ella lo recuerdo perfectamente. Siento como si fuera ayer cuando la conocí y hoy ella solo vive en mis recuerdos. Mi mejor amiga, mi Kelsey… la que pudo haber sido mi novia, a la que pude haber amado de no ser por el maldito cáncer que ella sufría. Aún recuerdo cuando ella me dio la mala noticia con los ojos empapados en lágrimas, me abrazó fuertemente y me dijo que no quería morir. Teníamos solo 13 años, es muy duro recibir la noticia de que tienes cáncer a esa edad, pero también es duro que una persona tan importante para ti te diga algo como eso. Dos años… dos años de quimioterapias intensivas y hospitalizaciones, en todo momento la acompañé. Dos años… dos años bastaron para enamorarme completamente de ella.
Estaba con ella en la escuela un día lunes cuando sufrió un repentino desmayo. Se la llevaron enseguida a un hospital de urgencias, pero yo no pude ir, no me dejaron salir, así que tuve que esperar al término de clases para ir rápidamente a verla. Nunca saldrá de mi mente la imagen que había cuando entré a su habitación, nunca la había visto hospitalizada en estas condiciones: Kelsey conectada a un respirador artificial, con vías intravenosas en sus brazos, los ojos morados y los labios pálidos, al igual que su cara y su mirada.
—¡Chris, viniste!—Emitió con alegría, pero debilidad en su voz. Tiré mi bolso y corrí a abrazarla, pero me sobrepasé un poco con la fuerza del apretón—Auch, cuidado, me duele todo—La solté y tomé su mano acariciándola.
—Lo siento, es que me hace muy feliz verte.
—¿Y tu crees que a mi no me hace feliz?—Sonrió. Me encantaba verla sonreír a pesar de el dolor que ella debía sentir en ese instante, aunque me dolía al mismo tiempo—¿Cómo estuvo tu día?.
—Estaba bien hasta que te tuvieron que traer.
—Oh… ¿Y cómo va todo con la chica que te gusta?¿La viste hoy?—Se me hizo un nudo en la garganta. Si tan solo Kelsey hubiera sabido que la chica que me gusta, que me encanta, a la que amo…¡es ella!.
—Si, si la vi. Es lo más hermoso que puede haber en este mundo y me encantaría ser feliz a su lado y hacerla feliz—Oh Kelsey, tu no sabias que esa muchacha tan hermosa y a la que me hubiera encantado hacer feliz eras tu…
—Ah, estupendo—Hizo una mueca extraña—Espero te resulte—Mencionó sin ganas. Comenzamos a hablar de estupideces y cosas de las que hablábamos comúnmente, reíamos, bromeábamos entre nosotros, etc.
—¿Sabes Kelsey? Este rato estuve pensando en muchas cosas.
—¿Cómo qué?.
—En lo que podríamos hacer luego de que salgas del hospital: ir a un parque de diversiones, al cine, a caminar por la playa, a comer helado, todo lo que te encanta, ¿te parece? —Me miró seria por unos momentos y luego bajó la vista—¿Qué ocurre?¿Dije algo malo?.
—Chris…—Se quedó en silencio y negó con la cabeza—No, nada, olvídalo.
—No, quiero que me digas que ocurre. Si dije algo que no te gustó solo dímelo.
—No puedo decirte.
—Sí puedes—Mi corazón latía a mil por hora.
—No, no puedo, enserio.
—Debes hacerlo. No me irás a dejar con la duda, ¿o sí?—Se quedó callada y preferí no seguir insistiéndole. Comenzamos a hablar de otros temas anexos al anterior, pero no quería quedarme con la duda. Cuando la enfermera llegó a avisar que yo me debía ir, le pedí 5 minutos más solo para saber lo que ocurría.
—No quiero que te vallas.
—Yo tampoco quiero irme, menos con la duda de saber que ocurre.
—Chris…
—Dime, no puede ser malo.
—Eso no puedes saberlo, aún no te digo nada.
—Soy tu mejor amigo, ¡tengo derecho a saberlo!.
—No, no te diré.
—No me gusta que me ocultes las cosas, siento que no me tienes confianza.
—Te tengo mucha confianza.
—¿Entonces?.
—Es que… solo olvídalo, ¿sí?.
—Bueno, si no quieres decirme que le voy a hacer. Me voy.
—No te enojas, ¿verdad?.
—No, no podría enojarme contigo—Le sonreí y besé su frente—Te quiero mucho. Mañana vendré.
—Esperaré tu visita con ansias—Me devolvió la sonrisa. Me fui hacia la puerta y la abrí mirando a Kelsey.
—Bueno, nos vemos mañana—Salí y cerré la puerta cuidadosamente. ‘’Debo ir a consultar con su doctor’’ pensé y eso hice. Me lo encontré de casualidad antes de salir del pasillo en donde se encontraba la habitación de Kelsey. Me acerqué a él velozmente y cuando me vio, me saludó efusivamente.
—¿Qué ocurre Chris?.
—Es sobre Kelsey, algo le ocurre y no me quiso decir, quizás usted sabe algo—El doctor me quedó mirando sin responder—Respóndame—Seguía en silencio, solo me observaba. Luego se sacó los lentes y se refregó los ojos—Por favor, si es algo malo, quiero saber que es—Se puso los lentes otra vez y posicionó su mano en mi hombro.
—Acompáñame a mi oficina—Le asentí y dándome un pequeño golpe en el hombro me hizo avanzar. Al llegar a la oficina me hizo pasar y sentarme. Luego el hizo lo mismo y cuando quedamos frente a frente, me miró con una expresión de tristeza y compasión.
—Bueno, entonces dígame.
—Mira Chris… la verdad nosé como decirte esto.
—Eh acompañado a Kels durante toda su vida hospitalaria, sea lo que sea yo puedo…—Miré hacia abajo y me quedé en silencio. El médico comenzó a escribir cosas en su computadora, mientras yo comencé a pensar en lo que podría ser. ¿Sería algo bueno, algo malo, me dolería, me alegraría?. Quizás Kelsey se tendría que quedar un largo tiempo hospitalizada. ¿Y si necesitaba un transplante urgente? Yo era capaz de donar un órgano por salvarla a ella, era capaz de perder mi vida por la de ella. ¿Y si solo quería hacerme una broma? Kelsey era muy bromista y quizás con esa mirada y ese tono de voz solo quiso preocuparme. De todos modos, me tenía desesperado saber que ocurría. Miré al doctor y noté lágrimas cayendo por sus ojos, rodando por sus mejillas y el se las secó, pero yo ya me había dado cuenta—Doctor, ¿qué le ocurre, porqué llora?—Giró su vista hacia mi y se secó otras lágrimas que comenzaron a resbalar por su piel.
—Tú sabes que yo quiero mucho a Kelsey, me duele saber que…—Se quedó callado.
—¿Qué le duele?.
—Tú también la quieres mucho.
—Es mi mejor amiga, claro que la quiero mucho.
—A mi me duele esto, a ti te dolerá más.
—¿¡Qué cosa!? No comprendo nada.
—Es que…—Se secó los ojos y suspiró—Kelsey morirá—Su voz se cortó al decir la última palabra. Quedé inmóvil mirando al doctor con los ojos y la boca muy abiertos—Lamento esto, enserio que lo lamento. Por favor, no le menciones a ella que ya lo sabes, Kels no quería que te enteraras.
—Pero… ella no puede morir. ¡No!.
—Por desgracia, no le pudimos detectar el sarcoma cardiaco. Si lo hubiéramos diagnosticado a tiempo, ella podría vivir unos años más—Secó unas gotas que rodaron por sus mejillas, yo no sabía como reaccionar, no sabía si llorar, gritar, salir corriendo… no sabía nada. El doctor imprimió una hoja con el título de ‘’Sarcoma cardiaco’’—Lee eso, te informará más—Tomé la hoja con lentitud y temblando—Lamento que te hallas enterado de esto y disculpa por llorar, pero yo quiero mucho a Kelsey y me siento culpable de esto, de no haber encontrado antes ese sarcoma.
Me paré y sin despedirme salí por la puerta sin dejar de mirar al médico. Cuando cerré la puerta, me quedé por varios segundos mirando un punto fijo sin razón alguna y cuando reaccioné me fui a mi casa. La verdad nosé como llegué con vida, en el camino estaba despistado y no me daba cuenta de nada en absoluto, solo pensaba en Kelsey. Mamá me preguntó que me ocurría, no le quería decir, pero hubo un momento en el que no resistí más y lloré todo lo que me había aguantado. Mi mejor amiga, el amor de mi vida… moriría. Mi corazón estaba roto en miles de pedacitos, no podía dejar de pensar en el asunto. Lo que me ponía peor era que yo no podía hacer nada. ¿¡Porqué no se lo detectaron antes!?¡Así ella podría vivir más tiempo!.
Martes, miércoles, jueves… jueves.
—¡Chris!—Exclamó alegre apenas me vio entrar por la puerta de su habitación. La abracé con precaución y ternura y la ayudé a sentarse—Me has estado viniendo a ver dos días seguidos, no es necesario que vengas todos los días.
—Si lo es—Te vas a morir y quiero asegurarme de verte todo el tiempo que te queda—Eres mi mejor amiga, no puedo dejar de venir a verte.
—Eres el mejor, Chris.
—Ya lo sabía—Hice una expresión de ‘’Soy lo mejor’’ y ella rió. Nuestra charla fue sobre distintas cosas, siempre teníamos algo que decir y siempre salía alguna broma entre nosotros, broma que solo nosotros dos entendíamos… cosas que quedarían por siempre en mi memoria. Hubo un momento de silencio, un silencio muy incómodo.
—Oh, casi lo olvido—Metió sus manos bajo la almohada y sacó un cuaderno que de portada tenía una foto nuestra y decía ‘’Mejores amigos por siempre’’. Me lo entregó y me miró con una sonrisa—Ábrelo, es un álbum de fotos que hice para tener nuestras memorias. Solo hay fotos de nosotros dos en distintos lugares y acciones.
—A ver—Lo abrí y comencé a ojearlo. Momentos, hermosos momentos plasmados en una fotografía, momentos que nunca olvidaría, momentos que no se volverían a repetir.
—Te lo regalo, quiero que te lo quedes, lo hice como un obsequio para ti.
—Kelsey…—Miré el álbum en la última página, la última foto que nos sacamos juntos en el parque de diversiones. Ella, con su palidez y ojeras moradas, pero sonriendo abrazada a mí.
—Entrégame el álbum, quiero mostrarte algo—Se lo pasé y ella se fue a la primera página—Mira, el día en que nos conocimos en el jardín de niños, ¿lo recuerdas?.
—Perfectamente. Lo primero que me dijiste fue ‘’Fíjate por donde caminas tonto’’—Reímos.
—Si, es que tu ibas corriendo y yo me caí. Me dijiste ‘’Lo siento mucho’’ y yo te dije ‘’De acuerdo, ¿seamos mejores amigos?’’ y desde ahí estamos juntos.
—Sí, nunca pensé que una inocente amistad de niños nos convirtiera en mejores amigos ni que nuestra amistad sería así de duradera.
—Tengo otra cosa para ti, mira debajo de la cama—Eso hice y ahí estaba la caja, aquella caja que ella nunca me dejó abrir ni ver.
—Es tu… tu caja especial.
—Correcto, tómala, pero no quiero que la abras ahora. Te la regalo, ahora todas las cosas que hay ahí son tuyas. Es grande y pesada, así que deberás pedirle a alguien que te ayude a llevarla.
—Kels…—Yo sabía porque ella hacía eso, ella sabía que se iba a morir y quería darme sus cosas, quería que yo tuviera un recuerdo de ella. Lo que ella no sabía es que yo la recordaría de todas formas y nunca la olvidaría—¿Porqué me estás dando todo esto?—Dije fingiendo que no sabía nada.
—¿Acaso debo tener una razón para regalarle estas cosas a mi mejor amigo?.
—Es que esta caja es tu posesión más preciada, me extraña que me la regales siendo que antes ni siquiera me dejabas mirarla.
—Pero quiero que te la quedes, enserio, solo quiero regalártela, no tengo una razón.
—Si tienes una razón y tú sabes bien cual es—Me quedé en silencio un momento y luego comencé a llorar repentinamente, no resistí. Ella me quedó mirando impactada, su expresión al verme así me dolió. La abracé sorpresivamente—Kels, yo sé que tu vas a morir, el doctor me lo dijo el lunes. No quiero que mueras, no quiero. Por favor, no te vayas, te lo suplico.
—Chris, no me hagas esto—La sentí sollozando y también sentí unas lágrimas caer sobre mi hombro—Nadie quiere morir, nadie quiere que sus seres queridos mueran—Me hizo mirarla a la cara—Todos tenemos un ciclo en la vida y el mío ya está cumplido. Puedo morir en cualquier momento, juro que no quiero dejarte, pero no puedo hacer nada.
—Lo se, yo tampoco puedo hacer nada por salvarte—Me tapé la cara y mis manos se empaparon en llanto. Ella acarició mi hombro.
—Chris, prométeme algo: que vas a ser feliz. Por favor, no me queda mucho tiempo. Quiero que me lo prometas, que vas a tener otros amigos, que vas a conquistar a la chica que te gusta tanto y si logras estar con ella, que vas a ser feliz junto a ella—Cuando la escuché decir eso, comencé a llorar con más dolor aún.
—Kelsey, ¡esa muchacha eres tú!—La expresión de Kelsey en ese momento fue de tristeza, de impresión, de impacto—Tu eres la chica que amo, a la que siempre he amado, pero nunca me atreví a decirte nada. Sabía que tu no sentías nada por mí y…
—Chris, yo también te amo—Cuando la escuché decir eso no supe que hacer. ¡Ella también me amaba!.
—¿¡Porqué no me lo dijiste antes!?.
—Porque yo sabía que mi muerte se acercaba y no quería hacerte sentir mal.
—Con estar junto a ti y hacerte feliz por dos días yo hubiera sido feliz—Mi cara estaba humedecida en llanto, igual que la de ella. No soporté, tomé su cara y la besé. Fue un beso tan tierno, lleno de amor y sinceridad, un beso largo y lento. Cuando me alejé de ella acaricié sus mejillas mirándola fijamente y mis ojos comenzaron a derramar lágrimas nuevamente.
—Kelsey, yo no podré ser feliz.
—Inténtalo, hazlo por mí. No me iré tranquila sabiendo que seré la razón de tu infelicidad—No sabía que decirle. Me sequé las lágrimas y se las sequé a ella.
—No me pidas tanto.
—Por favor, yo estaré contigo siempre. Tu solo prométeme que serás feliz. Además recuerda esto: ‘’Mientras yo esté en tu mente y en tu corazón, yo no habré muerto y siempre estaré ahí. Si me olvidas, ahí moriré’’.
—Nunca te olvidaré, tú para mí siempre estarás aquí… pero no será lo mismo, aún así sabré que no estarás viva.
—Yo estaré contigo siempre—Tomó mi cara y me besó otra vez, otro beso lento y tierno… nuestro último beso. La enfermera me fue a avisar que debía irme. Besé la mejilla de Kelsey y la abracé.
—Mañana volveré.
—Te estaré esperando—Sonreímos y tomé la caja (que en realidad era muy pesada) y el álbum de fotos que me regaló Kels. Salí y allí estaba la madre de Kelsey, que me saludó con amabilidad y alegría. Me pasó dinero para el taxi y yo no hice más que agradecerlo. Al llegar a mi casa vi el álbum y lo hojeé miles de veces. Dejé la caja bajo mi cama y me dormí con el álbum sobre mi pecho. Al otro día decidí no ir a clases para ir a ver a Kelsey. Le compré flores azules y negras, sus favoritas. Entré a su habitación y noté que ella no estaba en la cama. Seguramente la habían trasladado de habitación. Entró una enfermera y no dudé en preguntarle.
—Enfermera, ¿sabe en qué habitación está Kelsey, la muchacha que estaba aquí?—Ella me miró con una expresión de tristeza y de compasión, pero mi cara cambió a una de impacto y dolor a la vez—No me diga que…
—Lo lamento mucho cariño—Me senté sobre la camilla de Kelsey temblando. Comencé a llorar.
—¿A qué hora murió?—Dije sollozando.
—A las 5 de la mañana. Enserio que lo lamento—Salió de la habitación mirándome compasivamente y cerró la puerta. Me quedé ahí, solo, llorando. No podía creerlo. ¿Porqué tenía que irse? No me lo explicaba. Sí, las personas tienen un ciclo, pero el ciclo de ella acabó muy pronto, ella tenía mucho por vivir aún. Por lo menos sé que ella luchó todo lo que pudo, fue una persona fuerte, resistió muchas cosas. Había algo que me tranquilizaba: ella ya no estaba sufriendo, ya no sentía dolor. Me fui a casa a la hora que siempre me iba cuando la visitaba. Al llegar, vi a mi madre sentada en el sillón. Ella apenas me vio corrió a abrazarme. No quería seguir llorando, había llorado todo el día en el hospital, pero que mi madre me abrazara me incitó al llanto. Me abrazó por mucho rato y luego me dijo que el cuerpo de Kelsey estaba siendo velado en su casa. Fui enseguida a verlo. Al entrar todo el aire era de dolor y llanto, todo eso se me contagió. Me acerqué a la tumba rodeada de velas, flores y gente. Kelsey… ella se veía tan hermosa como siempre.
—Kelsey, te amo—Grité y comencé a llorar más fuerte. Al otro día era el entierro. Gente que nunca estuvo con ella, gente que nunca mostró interés en Kels, fue al cementerio. Después de que la bajaron a tierra y todos se habían ido, yo me quedé allí, hasta que un señor me dijo que el cementerio estaba a punto de cerrar, que volviera al otro día. Esa noche al llegar a mi casa comencé a revisar la caja que ella me dio, su amada caja, la que ahora me pertenecía. Una colección de CDs, fotos, uñetas y DVDs de todas sus bandas y cantantes favoritos, su diario de vida, el mechón de cabello que me cortó en cuarto grado, fotografías de su familia y su mascota, las boletas de las salidas que habíamos hecho, entre ellas las del parque de diversiones y los partidos de Basketball, tarjetas de cumpleaños, unos VHS y muchas cartas. Comencé a leer las cartas. Eran de doctores, familiares, amigos y mías, pero había una que era para mí… ¡y la había escrito ella!.
‘’Querido Chris:
Si estás leyendo esta carta es porque yo ya no estoy en este mundo, sino que ahora pertenezco al mundo de los que están durmiendo y ya no despertarán más. Si tienes la posibilidad de leer esto, es porque te dí mi caja especial o caja secreta. Todo lo que haya ahí ahora es solamente tuyo. Eres mi mejor amigo desde que somos pequeños y fuiste el único que nunca me dejó sola cuando me diagnosticaron cáncer. Te agradezco por todo lo que hiciste por mí, por haber desperdiciado tu valioso tiempo en ir a visitarme al hospital, en acompañarme a los tratamientos y en todo el tiempo que perdiste por mí. Tengo que confesarte algo: te amo como algo más que un amigo. Nunca te lo dije, tu no sentías lo mismo por mí y además aunque así fuera, yo sabía que moriría y ambos sufriríamos. Me enamoré de ti, de tu simpatía, tu ternura, tu fidelidad, tu cordialidad, todo de ti me encanta. Me encantaría haber besado tus suaves y delgados labios, haberte mirado fijamente a tus ojos color pardo, haber acariciado tu piel y haberte dicho ‘’Te amo’’ con sentido romántico, pero no pude. Esa chica que tanto te encanta, de la que tanto hablas es muy afortunada, será una estúpida si no te toma en cuenta y no está contigo. Ahora que yo no estoy en este mundo, quiero que seas muy feliz, que la conquistes, que la ames, que salgas junto a tus otros amigos, que disfrutes tu adolescencia y que seas exitoso. Yo siempre estaré cuidándote, aunque tu no me podrás ver, aunque tu no sentirás mi presencia, yo estaré junto a ti vigilando que mis deseos hacia ti se hagan realidad. Gracias por hacerme sonreír, por hacerme sentir feliz, por darme tu apoyo cuando lo necesité, por hacer cosas que yo no te pedí que hicieras, por eso y mucho más… GRACIAS DE TODO CORAZÓN. La carta no es muy larga, me duele la mano y no puedo escribir mucho. Nosé si notaste la letra temblorosa y horrible de la carta. Nuestras bromas, palabras clave, recuerdos hermosos, travesuras, estupideces, salidas, risas, etc, se van conmigo a la tumba y estarán por siempre. Te amo Chris, nunca lo olvides.
Tu mejor amiga, la que te agradece por todo… Kelsey’’.
La carta quedó llena de pequeñas gotas de lágrimas que rodaron por mis ojos. La carta más hermosa que había recibido era esta y además la había hecho ella, la escribió con su propio puño. Eso hacía la carta más hermosa aún.
Oh Kelsey, ha pasado un año desde que te has ido, pero eso no cura mi herida. He hecho todo lo que me pediste que hiciera, menos dos cosas: conquistar a la muchacha que me encantaba y ser feliz. Lo primero es evidente por que no puedo hacerlo, lo segundo estoy intentándolo, pero sin ti es difícil. Fuiste mi primera mejor amiga y a la primera mujer que amé y eso no cambiará nunca. Te amo Kelsey, eres mi ángel.
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