Porque me cuesta entregarte
a mi hijo que es tu hijo
¡Ay! mi Dios es el dolor
con espinas en el pecho,
dejarlo irse contigo
sin latir, quedo en silencio
acurrucada cual feto,
en el altar desolado
el corazón quebrantado
se desangra sin consuelo.
Texto agregado el 23-09-2012, y leído por 187
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