Vacuo Æternal
Encerrado en este cuerpo consciente, me he permitido errar innumerables ocasiones, amargado por el tiempo ido, confundido de las direcciones que vuelvo a reencontrar. He forjado ideales quebradizos, que como copas de cristal milimétrico, yacen altas y brillantes para los ojos de los ciegos.
Es ella, mi mayor falencia, mi mayor deseo, el pecado e injuria insana, su imagen imborrable, su baja temperatura mientras rozaba dulcemente su mano contra la mía. Debe ser uno más de mis delirios, grabado y ecuánime por las mañana, oscuro y denso cuando se oculta el sol.
No me hablen de bipolaridad, que eso no describe más que el fundamento, la lógica del yin yang, y su complemento en el taoísmo, su división en la versatilidad, la exclusión de mis religiones, escalas melódicas en mi vagancia de jazz.
¿Valdrá la pena volver a aullar?
Ha pasado tanto tiempo desde que dejé ciertos vicios infantiles, y otros bastante maduros para mi edad. Es irónica esta existencia, pero me alegra la cromática del arcoiris, la dulzura cinética de su parpadear, esos sutiles ojos tan llenos de inocencia y justicia.
Es temprano para entristecerme, puesto que mis días comienzan a las 5 am. He llevado este karma por muchas vidas, y las melodías siempre se repiten. No seamos sordos a los deseos mundanos, no seamos hipócritas al tratar de no sangrar.
Es Coltrane, indicándome que tanto pranayama diario no me hará inmortal. Da igual, ya sé muy bien que estos pasos trascenderán, se muy bien que ya se ha acostado con otros, se muy bien que hay luna creciente y que quizás mañana vuelva a salir el sol un poco antes que hoy. |