Inicio / Cuenteros Locales / fabien / Un acto de arrojo
Muchas veces siento que un día cualquiera puede hacernos falta una expresión, un acto, una acción de una jerarquía que esté por encima de la rutina.
Demostrarnos que nos queremos a nosotros mismos y a los seres mas cercanos que nos rodean.
Palpar los sentimientos e intelectualizar solo lo necesario.
Muchas veces siento que realizamos pocos actos de arrojo. Que hacemos solo lo necesario para subsistir y no usamos como espejo la profundidad de las cosas para ver reflejado lo mas imponente de nuestra alma.
El sentido de las cosas asume roles pequeños cuando nos alejamos de la verdad.
Explotamos poco nuestros sentimientos y vemos caer en el vacío la creatividad y las ganas de fusionarnos en percepciones necesarias cuando las obligaciones mundanas hacen que le demos la espalda a lo importante.
No diferenciamos el dolor del sufrimiento y no nos hace mella el presente.
Nos dejamos condicionar por el pasado y el futuro. No aprendemos a disfrutar con mayor intensidad el hoy.
Canalizamos los hechos de acuerdo a un esquema general sin importar las particularidades de casa cosa.
La vida pasa y usamos poco el paso del tiempo para olvidar lo malo, afianzar las virtudes y corregir los defectos. Muchas veces ocurre lo contrario.
Hoy siento que debo cometer un acto de arrojo. Un acto que no sea importante para la gente que no es cercana a mi y que no trascienda a la sociedad, pero que surja por el mandato de que dicta el alma, que cambie la rutina, que complazca los sentidos y sobre todas las cosas que me acerque a la verdad, sin tener que pensar si lo que encuentro es absoluto o relativo. Sin tener presente los parámetros estándares de las medidas de las cosas. Sintiendo que solo el amor puro por la vida acompaña el crecimiento del espíritu y de su integración con el cuerpo.
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Texto agregado el 04-08-2004, y leído por 305
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