Cuando digo te quiero
sin siquiera
exclamar una palabra,
y con los ojos cerrados,
es como si gritara
sin dejar que el viento
lleve mis palabras.
Cuando digo te amo,
con la misma fuerza que un tornado,
es porque no hay nada ni nadie
que se interpondrá
en esto que siento por ti,
y que me llena de alegrías
como las flores lo están en primavera.
Cuando te digo te extraño,
es porque hasta en mis sueños
te tengo, te siento, te respiro,
eres mi razón, mi motivo
por el que ahora vivo, y
mi corazón late cada día más,
con la misma intensidad
para poder compartir contigo,
la lluvia de invierno,
y cobijarnos en la mirada dulce y tierna
de saber cuanto me amas.
Cuando te digo, mírame,
es porque mis ojos
exclaman el poema de mi voz,
que se pintan con pinceladas de besos,
con matices de caricias,
y con la delicadeza de mis dedos,
que siguen tu rostro,
mientras te miro fijamente,
para que leas mi mente y sin decir nada,
un suspiro de paso
al movimiento dulce y hermoso,
de un beso en señal
que estamos conectados y que nos amamos,
con en los cuentos encantados.
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