El hombre, en toda su supuesta magnificencia es un pobre animal bípedo bastante patético. Nace sin la gloria del león, la dignidad de un gato o la simpatía de un perro.
Por algo nos parecemos tanto a un mono desnudo y frágil. Aquellos entre nosotros que quieren destacar sólo hacen más el ridículo al cubrirse de pelajes prestados, brillos accesorios y colores chillones.
La muerte nos asecha a cada paso. Aquellos que se creían los más poderosos caen como monigotes por la fuerza de un microbio, un mal paso o inclusive la mala suerte. Inclusive allí no entendemos de humildad y erigimos Mausoleos absurdos a la negación de nuestra triste mortalidad.
Pretendemos perdurar mientras pisamos esta tierra, sin entender que lo único que valdrá por apenas un tiempo es nuestro recuerdo en la gente que tocamos durante nuestras vidas.
Si.. Seremos polvo, nuestros hijos también y todos nuestros esfuerzos por ser reconocidos serán tan vanos como ordenarle a una estrella que deje de brillar o al tiempo que retroceda.

Si algo tiene de enorme el ser humano es su poder de negación, su intento extraordinario de ignorar la realidad. Es como el tonto del pueblo que se cree el rey de la creación.
Venimos a aprender, a explorar el mundo, a tratar de aprehender aunque sea en un pequeño instante toda la gloria de un universo indiferente y maravilloso. Venimos a disfrutar de nuestra fragilidad no para negarla sino para compartirla. A encontrar en nuestros ocasionales compañeros de ruta todo el calor y el amor que podamos dar y recibir. Venimos a ser humildes y lo desperdiciamos preocupándonos por el status, la carrera y un sinnúmero increíble de estupideces. Al contrario de los animales, cuando más crecemos más retrocedemos. Como niños lo primero que nos enseñan es que preguntar puede ser faltar el respeto, que señalar con el dedo lo que nos importa está mal.
"No hables con extraños.." A los extraños hay que hablarles para que dejen de serlo. Hay que aprender a mirar para luego poder ver. Señala lo que te gusta para que todos lo entiendan. Ama sin condiciones , la única equivocación que se puede cometer con las pasiones es no sentirlas...


Y es que al final todos perdemos, pero algunas batallas pueden ser maravillosas