El suspenso late, la embriagues enajena los sentidos entumecidos por el dolor.
La gramilla palpita en el verde humedecido, besadas por el viento que no se detienen para acariciar.
Arrasa, aprisionando al olvido que no llega, amalgamándose en el interior sensible.
El sonreír de la música se desmaya en la mente y empobrece al corazón que late por inercia.
Las garras no se detienen y arañan lastimando al alma que en su letanía pretende sobrevivir.
Todo es estático y la pasividad inquieta no encuentra su lugar.
Texto agregado el 16-09-2012, y leído por 97
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Lectores Opinan
16-09-2012
Cuando el alma duele así, no hay palabras de alivio. Sólo decirte, amiga, que no estás sola. Te abrazo con mi corazón en ese abrazo. SOFIAMA
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