|  Letra de un Temade Ismael Serrano
 
 Es septiembre y apenas sé nada de la vida.
 He nadado en el mar primigenio,
 aquel del que escaparon los primeros fugitivos
 ...
 que treparon al árbol del pecado.
 He percibido radiación de fondo,
 sombras de la primera explosión,
 en lo oscuro de un cuarto a las 4 de la tarde.
 Todos los otoños son los primeros
 cuando las hojas amarillas se apartan de tu paso,
 cuando todos los misterios dibujan de nuevo
 un interrogante alado en la arena de mis playas.
 Es verdad que el tiempo me ha enseñado
 que no todas las derrotas son hermosas,
 que no todos los borrachos son hombres sabios
 con polvo estelar en sus zapatos,
 pero no por eso he perdido la costumbre
 de buscar amaneceres que nos nombren.
 
 Como quien busca a tientas la salida
 o el interruptor, en lo oscuro
 de una casa sin relojes ni bombillas,
 como quien recibe cartas de un extraño,
 factura de promesas que incumpliste,
 lloramos cansados y perdidos.
 Velamos al verano. Ya se han muerto
 los días del espejismo en que juramos
 tendidos en la playa: no regreso,
 que vengan a buscarme. No regreso.
 
 Y aquí estamos.
 Reconociendo mi ignorancia ante la vida,
 buscando algún refugio en los poemas,
 en la cama deshecha por tu insomnio,
 en las pecas de tu rostro que se alejan
 como aves migratorias que prometen
 regresar cuando el invierno nos de tregua.
 
 Arde septiembre como los bosques de un verano
 descalzo, maltratado y aturdido.
 Y en su luz curamos el jet lag,
 y yo, que apenas sé nada de la vida,
 intuyo que ésta, la vida digo, nos espera
 luminosa y escondida allí, en tu vientre,
 hablando el idioma de las caracolas
 nombrándome en la noche mientras duermo.
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